La tormenta en China: un análisis minucioso de la percepción y la realidad

Aunque la situación en China ha sido el motivo principal de la ansiedad entre los inversionistas, se podría afirmar que fue exagerada la reacción ante la venta masiva de las acciones chinas.

Un comienzo difícil en el 2016
Las acciones tuvieron un comienzo de año atroz, ya que fueron abatidos tanto los mercados desarrollados como los emergentes. El índice Dow Jones Industrial Average descendió un 6.19% y cerró la semana en 16,346, el índice S&P 500 cayó un 5.92% y cerró en 1,922 y el índice Nasdaq Composite disminuyó un 7.27% y cerró en 4,643. En cuanto a la renta fija, el rendimiento de las letras del Tesoro de referencia de EE.UU. a 10 años cayó del 2.27% al 2.11%, con el consiguiente aumento del precio.

Aunque la situación en China ha sido el motivo principal de la ansiedad entre los inversionistas, se podría afirmar que fue exagerada la reacción ante la venta masiva de las acciones chinas. De hecho, quedarían expuestos solo unos pocos inversionistas estadounidenses al mercado bursátil nacional chino. La amenaza más grande constituye la rápida caída de la divisa china, el renminbi (RMB), si llegara a incitar a otros países a devaluar también sus divisas. Eso sigue pareciendo poco probable, como lo es la posibilidad de que este acontecimiento marque el comienzo de un mercado bajista en los EE.UU.

Un cúmulo de malas noticias
La semana pasada, no faltaron las malas noticias. En dos ocasiones, se detuvo la compraventa de acciones chinas en el territorio continental cuando las acciones cayeron más del 7%, continuó depreciándose el RMB y un indicador del sector industrial chino sufrió su caída más prolongada desde el 2009. Para aumentar la ansiedad, Arabia Saudita rompió las relaciones diplomáticas con Irán, y Corea del Norte afirmó que había detonado una bomba de hidrógeno, aunque la mayoría de los científicos lo ponen en duda.

El resultado neto fue un alboroto en las acciones mundiales: los mercados cayeron entre el 6% y el 7%. También se vieron afectados otros activos de riesgo. Se vendieron masivamente bonos de alto rendimiento, aunque no tanto como lo podría haber sugerido la venta masiva de acciones; además, el petróleo alcanzó su nivel más bajo en más de una década.

La volatilidad del mercado bursátil, según la medición del índice VIX, alcanzó nuevamente los altos niveles registrados en diciembre. Mientras tanto, los inversionistas se volcaron hacia los activos de refugio, lo que provocó la caída de los rendimientos de las letras del Tesoro y el alza del oro.

Más allá de la conmoción mundial, los inversionistas estadounidenses enfrentan dos desafíos más convencionales: las estimaciones de una disminución en las ganancias y la naturaleza heterogénea de la economía estadounidense.

Desde fines de la temporada de informes correspondientes al tercer trimestre, las estimaciones de las ganancias correspondientes al cuarto trimestre han caído del 1% al -3.7% y las estimaciones para el 2016 han disminuido del 10.3% al 7.6%. Sin contar con el impulso de la flexibilización monetaria de la Reserva Federal, el alza de las acciones dependerá del aumento de las ganancias. Por lo tanto, hasta que veamos algo de mejora en las estimaciones de ganancias, será difícil que las acciones estadounidenses logren un avance uniforme.

Desafortunadamente, las compañías estadounidenses enfrentan varios vientos contrarios en sus iniciativas para aumentar las ganancias. La solidez del dólar sigue siendo un obstáculo. Además, es probable que se contraigan los márgenes de ganancias en un entorno de afianzamiento del crecimiento salarial.

La naturaleza dispar de la recuperación económica constituye el desafío final. Por el lado positivo, se mantiene sólido el mercado laboral estadounidense. El informe de las nóminas de sectores no agrícolas de la semana pasada incluyó una cifra particularmente favorable para el mercado con un crecimiento de 292,000 puestos laborales, muy por encima de las expectativas. El crecimiento salarial se aceleró un 2.5% año tras año, un poco por debajo de las expectativas, lo que en realidad ayudó a aliviar las inquietudes respecto de una Reserva Federal demasiado agresiva.

Sin embargo, si nos apartamos del mercado laboral, el panorama luce peor. El informe de diciembre del Instituto de Gestión de Suministros indicó una contracción en el sector industrial, los pedidos de bienes no perecederos fueron negativos o se mantuvieron inalterados y las cargas máximas por vagón de ferrocarril (un indicador de la actividad comercial) cayeron a un ritmo que no se había registrado desde el 2009. Además, dado que el petróleo alcanzó el nivel más bajo en más de una década, el sector energético seguirá siendo un obstáculo para las ganancias, al menos durante el primer trimestre.

El síndrome de China
Dada la incertidumbre económica en los EE.UU., lo último que necesitan los inversionistas es una conmoción mundial. No obstante, es importante analizar los acontecimientos en contexto, particularmente en China. La semana pasada, la venta en China comenzó con otro informe débil del sector industrial.

Sin embargo, aunque la cifra fue débil, no se alejaba drásticamente de las expectativas. Lo que contribuyó de manera significativa a la venta fue la finalización planificada de una prohibición sobre la venta de accionistas clave que implementó el gobierno el verano pasado.

En un esfuerzo por estabilizar el mercado, el gobierno rápidamente retrasó el fin de la prohibición. Desafortunadamente, no resultaron útiles ni la reinstauración de la prohibición sobre la venta ni las “medidas disyuntoras” recientemente establecidas destinadas a impedir una caída libre en las acciones. Hacia el final de la semana, las autoridades chinas admitieron que se necesitaba investigar más sobre las “medidas disyuntoras”.

Aunque pocos inversionistas fuera de China quedan expuestos al mercado bursátil nacional, la amenaza más grande para los inversionistas mundiales es la aceleración de la caída de la divisa china. El jueves, el RMB se posicionó en el nivel más bajo desde el 2011. Además, las reservas de divisas extranjeras de China cayeron US$ 108,000 millones en diciembre, un descenso mayor que el esperado, lo que renovó las inquietudes respecto de una depreciación más rápida del RMB.

Esto aumentaría las perspectivas de una serie más perturbadora de devaluaciones competitivas entre otros países. Aunque no es nuestra hipótesis de base, si nos encontráramos ante esa situación, la caída de la semana pasada podría ser un preámbulo de una corrección de acciones más pronunciada. Sin embargo, no consideramos que los acontecimientos de la semana pasada sean el comienzo de un mercado bajista y creemos que puede ser exagerada la reacción del mercado estadounidense. Por el momento, es posible que las caídas tengan más que ver con la percepción que con la realidad.

Por Russ Koesterich, estratega principal de Inversiones Globales para iShares de BlackRock.

TAGS: BlackRock, china

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