(Bloomberg).- Allá por fines de 1970, cuando la riqueza petrolera de Venezuela daba lugar a los vuelos supersónicos del Concorde de París a Caracas, la idea de que un país asolado por la pobreza y sin salida al mar, famoso por los bombines y las hojas de coca, algún día la superara era impensable. Cómo han cambiado los tiempos.