Banco Mundial: Una mejor forma de proteger al mundo de la próxima pandemia

Ahora se podrá enviar automáticamente dinero, equipos médicos y suministros vitales a cualquiera de los 77 países más pobres para evitar que un brote de gran magnitud se extienda y se agrave, afirma el presidente del Grupo Banco Mundia, Jim Yong Kim, en el siguiente artículo.

*Por Jim Yong Kim
Presidente del Grupo Banco Mundial*

La creciente preocupación por el virus del Zika pone de relieve una realidad inquietante: el mundo aún no está bien preparado para hacer frente a un virus que avanza con rapidez.

Durante los últimos diez años, el ébola, la gripe aviar, la gripe porcina y otras pandemias han mostrado lo vulnerable que es el mundo cuando se desata un brote de gran envergadura en un país en desarrollo cuyo sistema de salud es deficiente.

Pero la escasez de inversiones en iniciativas de preparación para las pandemias en el nivel local, nacional y mundial nos hace a todos, sin importar dónde vivamos, vulnerables a la propagación de una pandemia mortal. Las pandemias constituyen una amenaza para la seguridad mundial, y exigen una respuesta verdaderamente mundial.

Esa respuesta está a punto de hacerse realidad. Ahora se podrá enviar automáticamente dinero, equipos médicos y suministros vitales a cualquiera de los 77 países más pobres para evitar que un brote de gran magnitud se extienda y se agrave.

El Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia creado recientemente permitirá movilizar dinero de los países ricos, los mercados de capitales y el sector de los reaseguros y utilizar esos fondos cuando sea necesario para montar con rapidez una respuesta temprana a fin de sofocar un brote que podría convertirse en pandemia, a un costo mucho menor que el que conllevaría una acción más demorada.

Este mecanismo, que comenzará a funcionar durante este año, permitirá desembolsar dinero rápidamente a través de dos canales.

En primer lugar, abrirá un mercado de seguros completamente nuevo: el de los seguros contra riesgos de pandemia. Los países de ingreso bajo estarán protegidos contra ciertos tipos de virus que podrían dar origen a la mayoría de los brotes graves, incluido el ébola.

Una vez que se determina que un brote cumple una serie de criterios predeterminados respecto de su magnitud, gravedad y velocidad de propagación, se enviará dinero a los países afectados y a los entes internacionales que trabajen en la respuesta.

En segundo lugar, en caso de que se produzcan brotes de enfermedades nuevas o menos predecibles acerca de las cuales no se dispone aún de datos exhaustivos, como el virus del Zika, a través del mecanismo puede utilizarse el dinero en efectivo para dar pie a una respuesta más rápida. En cualquiera de los dos casos, esto significa que ya no dependeremos de las deliberaciones políticas, inevitablemente lentas.

Si este mecanismo hubiera estado en funcionamiento en el 2014 durante el brote de ébola, podríamos haber movilizado US$ 100 millones ya en julio de ese año para acelerar la respuesta. Pero no se recibieron montos de esa envergadura sino hasta tres meses después. Durante ese período, el número de casos se decuplicó y esto supuso un costo de más de US$ 10,000 millones.

El Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia también constituirá la piedra angular para conformar un sistema mundial más adecuado que permita reducir los riesgos de pandemias futuras. Este mecanismo complementará las nuevas iniciativas de respuesta temprana de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y exigirá que los países elaboren planes de respuesta sólidos.

Hay muchas probabilidades de que en los próximos diez a 15 años el mundo sufra un brote grave, y se estima que el costo total de una única epidemia grave podría llegar al 5% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial, es decir, US$ 4 billones.

Sin embargo, las pandemias han sido uno de los riesgos mundiales más graves para los que no se dispone de instrumentos de gestión ni seguros. Hasta ahora.

No podemos alterar la velocidad de un huracán ni la magnitud de un terremoto, pero sí podemos modificar la trayectoria de un brote epidémico. Si contamos con un sistema mundial listo para enviar el dinero al lugar adecuado en el momento adecuado, tendremos la posibilidad de salvar miles, incluso millones, de vidas y evitar que la economía mundial sufra pérdidas por billones de dólares.

  • Este artículo se publicó originalmente en The Washington Post.

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