Editorial de Gestión: Un nuevo escenario

El Gobierno no solo tiene la tarea de revivir la alicaída economía, enfrentar la preocupante inseguridad ciudadana e implementar las reformas para modernizar el Estado. El oficialismo ahora está obligado a sentarse a la mesa a dialogar.

FRACCIONAMIENTO POLÍTICO. Ni uno de los retos que ha enfrentado el oficialismo en sus tres años de gobierno parece tan desafiante como el que tiene en frente. No solo por la delicadeza de las problemáticas nacionales que el Gobierno debe solucionar, sino porque el actual panorama político forzará al oficialismo a adoptar una estrategia que, visiblemente, no domina: el diálogo y la negociación.

El Gobierno no solo tiene la tarea de revivir la alicaída economía, enfrentar la preocupante inseguridad ciudadana e implementar las reformas para modernizar el Estado. Debe hacerlo mientras el presidente cuenta con una de las cifras de aprobación más bajas en lo que va de su mandato, con el apoyo de la menor cantidad de congresistas que ha tenido la bancada oficialista hasta el momento y con una evidente ruptura dentro del propio partido.

La fragilidad política dentro de Gana Perú se vio expuesta en las elecciones para la presidencia de la Mesa Directiva del Parlamento, trasluciendo la existencia de dos facciones: una que apoyaba la candidatura de Marisol Espinoza y otra la de Ana María Solórzano. Sin embargo, el punto cumbre vino con la resolución de esta disputa cuando seis legisladores decidieron abandonar las filas de Gana Perú objetando la “imposición” de Solórzano por parte del Ejecutivo. Después de aquel incidente, las cosas han empeorado aun con el patético enfrentamiento público entre la premier y la vicepresidenta acerca de la responsabilidad del desbande. Ciertamente, es seguro asumir que todavía existe cierta disconformidad entre algunos miembros que permanecen en la bancada. A ello, además, hay que agregarle la posible salida del congresista Jaime Delgado, lo que dejaría a la bancada fujimorista con la misma cantidad de escaños que el oficialismo.

De cualquier forma, el oficialismo ahora está obligado a sentarse a la mesa a dialogar. El problema es que esta no es una actividad con la que cuente con demasiada experiencia, pues en los últimos años Humala ha sido más proclive a ganarse enemigos que amigos entre sus colegas políticos. No obstante, como dice Cervantes, la necesidad es maestra en utilizar el ingenio.

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