CITA DEPORTIVA. La organización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019 semeja una carrera con obstáculos, similar a los 3,000 metros, en los que hay que saltar sobre vallas y fosas llenas de agua. Hasta diciembre, el único récord que se pudo haber batido era el de la parsimonia –tuvieron que transcurrir un año y cuatro meses, desde que se eligió la sede, para que se instale la entidad a cargo del proyecto–. Pero ahora las autoridades parecen haberse dado cuenta de que falta poco tiempo y que el bien ganado prestigio del país como anfitrión de megaeventos está en peligro.
Aunque las voces que recomiendan renunciar a los Juegos han ido en aumento –incluido este diario–, el Gobierno optó por continuar y, en enero, superó el primer obstáculo: designó como responsable al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), en reemplazo del de Educación, que no había mostrado avances significativos. Además, la Contraloría designó un equipo para hacer seguimiento de los gastos, el cual le ha puesto números a la lentitud.
El informe publicado esta semana por dicha entidad confirma que hay retrasos en la ejecución de las obras principales, con respecto a los plazos que figuran en el plan maestro del proyecto. En el caso de la Villa Panamericana, que alojará a los más de 6,000 deportistas, se ha avanzado menos de la mitad de lo programado hasta la fecha. A esto hay que añadir que se piensa incorporar cuatro nuevas sedes deportivas, cuyos costos aún no se definen.
Según el MTC, la construcción de la infraestructura deportiva se iniciará en setiembre (u octubre), lo que significa que se llegará “con las justas”, pues los Juegos se inaugurarán el 26 de julio del 2019. Como se trata de una carrera, a fin de agilizar las licitaciones y saltarse los excesivos trámites burocráticos, el Gobierno firmará un convenio con su par canadiense. Los referidos procesos seguirán la normativa de ese país, experto en organizar citas deportivas internacionales –y terminar las obras con mucha anticipación–.
Otro obstáculo ha sido el municipio limeño. El papel del alcalde Luis Castañeda no es decorativo –recibió la bandera de los Juegos en la clausura de Toronto 2015-,sino que debe participar en la definición de aspectos clave como el transporte capitalino, que para el 2019 deberá haberse modernizado sustancialmente. Aun así, todavía es una incógnita si se llegará a culminar a tiempo las obras. Insistimos, ya que el Gobierno se ha empeñado en seguir adelante, debería cuidarse la transparencia en la ejecución de la infraestructura para dicho evento deportivo.