EMPRENDIMIENTO. La semana pasada, el jefe de la dirección de Mi Empresa del Ministerio de la Producción, Luis Martín Salomón, señaló que aproximadamente el 24% de todas las empresas que son creadas en el Perú no sobrevive el primer año de vida. Para subsanar este problema, el Produce lanzó una iniciativa en forma de sorteo con el fin de asesorar a algunos emprendedores a desarrollar sus ideas de negocios.
Para entender la dimensión del asunto, no olvidemos que el Perú es uno de los países más emprendedores del mundo; es decir, uno de los países con mayor porcentaje de empresas. De acuerdo al último reporte del Monitor Global de Emprendimiento (GEM), un proyecto organizado por Babson College y London School of Economics para medir la actividad emprendedora en el mundo, aproximadamente un cuarto de la PEA es dueña de su propia empresa en Perú. Tan solo en el 2012, por ejemplo, se crearon cerca de 140 mil negocios.
Sin duda, la iniciativa de Produce es positiva para la economía del país. No obstante, creemos que no sería descabellado dudar sobre los alcances reales que una medida de ese tipo podría tener.
Si lo que queremos es fomentar la creación de nuevas empresas, como un medio por el cual generar riqueza para la sociedad, y que estas sean formales, entonces se debe de hacer un mayor esfuerzo para minimizar los costos y los riesgos de dichos negocios. Parte de la solución pasa por reducir aún más los trámites relacionados a la constitución formal de una empresa. La respuesta más común que suelen dar los gobiernos ante este reclamo es que ya se ha implementado la ventanilla única, como si tan solo este elemento fuese una solución mágica ante cualquier problema relacionado a la tramitología. Pero, a decir verdad, la ventanilla única no es una garantía de agilidad (por todos los procesos que suceden detrás de esa ventanilla) ni de bajos costos.
Otras alternativas que deberían considerarse para los primeros años de vida de una empresa son incentivos tributarios y laborales. De esta forma, las empresas nuevas tendrán mayor tiempo para entender y adaptarse a las necesidades del mercado.
La existencia de una Ley Mype es un buen punto de partida, pero hay varios esfuerzos adicionales que podrían realizarse. Para hacer la supervivencia más probable, el ambiente debe ser menos hostil.