El editorial de Gestión: “Tras los pasos de los tramposos de siempre”

Aunque algunos analistas todavía reclaman que la Sunat sigue concentrando sus esfuerzos de fiscalización en los principales contribuyentes, es claro que durante el 2013 el instituto recaudador puso la mira en los tramposos de toda la vida.

TRIBUTACIÓN. La recaudación tributaria se incrementó 3.3% el año pasado, casi dos puntos porcentuales por debajo del crecimiento estimado del PBI (5.1% según el BCR), lo que indicaría que la minería tiene una mayor influencia sobre los ingresos fiscales que sobre la producción nacional. De hecho, la jefa de la Sunat, Tania Quispe, informó que la construcción se convirtió en el principal contribuyente del país, desplazando al sector que por varios quinquenios había asegurado un presupuesto público abultado tras otro.

Aunque algunos analistas todavía reclaman que la Sunat sigue concentrando sus esfuerzos de fiscalización en los principales contribuyentes –los “pricos”–, es claro que durante el 2013 el instituto recaudador puso la mira en los tramposos de toda la vida: aquellos que falsifican facturas, emiten comprobantes de pago por servicios que no prestan, justifican gastos personales como si fuesen del negocio y otras argucias cuyo objetivo es reducir sus obligaciones con el Fisco.

¿El resultado? Se descubrieron 58 mil operaciones no reales, lo que significó una recaudación adicional de S/. 3,024 millones. Aunque este monto solo representa el 3.3% del total de los ingresos tributarios, habría que esperar que este año la Sunat se ponga todavía más sofisticada en sus prácticas fiscalizadoras y continúe desenmascarando a estos malos contribuyentes.

En ese sentido, ayudaría mucho si la entidad instruyese a los establecimientos comerciales y de servicios para que dejen de preguntar si uno desea factura cuando adquiere, por ejemplo, cigarros o licor, abarrotes, sale a comer con toda la familia o se compra una casa de playa. Al respecto, habría que esperar que la fiscalización del enriquecimiento ilícito tenga resultados destacables al concluir este año. Si la meta es elevar la presión tributaria de 16% a 18%, hay todavía muchos que no pagan lo que deberían.

La agenda pendiente también incluye dar pasos agresivos en las facilidades para pagar impuestos, en especial para las empresas medianas y pequeñas, pues si bien no se registrarán aumentos gigantescos en la recaudación, sí incrementarán la base tributaria. Y para el futuro –hoy todavía no es posible– tendrá que pensarse en reducir algunas tasas impositivas.

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