RANKING DE COMPETITIVIDAD. El Foro Económico Mundial evalúa todos los años los factores que impulsan la productividad y el crecimiento en casi todos los países del mundo, y en base a ello elabora el Índice de Competitividad Global (ICG).

Este año valoró a 138 países y el Perú logró subir dos posiciones en el ranking global, mejorando en nueve de los doce grandes temas (pilares) que se revisan. Sin embargo, el ICG permite un mayor análisis pues examina más de cien variables y se puede apreciar en qué aspectos se avanza o retrocede.

Por ejemplo, si bien en el pilar de efi ciencia del mercado de bienes el país logra un avance de cinco puestos, en los puntos referidos a la competencia empresarial viene retrocediendo desde hace tres años.

Asimismo, en el pilar institucional, el Perú subió diez puestos pero en los aspectos referidos a la corrupción los progresos fueron menores de lo esperado; en efi ciencia del sistema judicial para resolver disputas y prevención de pagos irregulares y sobornos nuestro país avanzó solo uno o dos puestos.

Si el ICG se ve más allá de solo el puesto que ocupa el país y se lee detenidamente puede ayudar a identifi car los problemas y a trabajar en los aspectos que requieren una mejora. Al Perú le tomo tiempo, pero ya todos los sectores están de acuerdo en que mejorar la calidad de la educación y el acceso a la misma es vital para derrotar a la pobreza y mejorar la competitividad.

Lamentablemente, temas como la salud o la corrupción todavía no están interiorizados de la misma manera (los últimos escándalos lo demuestran). Los factores más problemáticos detectados por el ranking son la burocracia gubernamental, la corrupción y otros temas institucionales, aspectos de los que si bien hay mucho diagnóstico aún hay muy poco trabajo efectivo.

Lamentablemente, mientras a nivel político todas las fuerzas que actúan en el país no asuman un compromiso serio para trabajar en la mejora de estos indicadores será poco lo que se logre, pues si bien los tecnócratas pueden tener ideas y propuestas es el brazo político el encargado de llevarlas adelante. Dado que una de las políticas del Acuerdo Nacional es la competitividad del país, es conveniente que todas las fuerzas que lo conforman se comprometan para avanzar en este objetivo en el corto y mediano plazo. Veremos si están a la altura del reto.