Programas Sociales. La realidad económica de la población es muy diversa y siempre han existido sectores de mayor vulneración para los cuales el Estado ha planteado programas de apoyo o asistencia.
Lamentablemente la concepción de estos programas, salvo algunas excepciones, ha sido suplir las carencias, es decir, propuestas asistencialistas que nacen de manera temporal y se vuelven permanentes, pero sin buscar una solución a
los problemas de fondo.
En los últimos años los gobiernos han evitado hacer una real evaluación de los programas existentes y han preferido crear nuevos programas. Esta situación ha generado que en la actualidad el MEF registre casi 20 programas sociales que implican un fuerte gasto para el Estado.
“Aún permanece la concepción del asistencialismo, el cual solo busca regalar dinero sin dar capacidades”.
Durante el gobierno de Alejandro Toledo se creó Juntos, el cual se planteó apoyar al benefi ciario durante un determinado plazo de tiempo para que puedan desarrollar capacidades, luego de lo cual debía “graduarse” y salir del programa al no requerir más del apoyo. Sin embargo, hasta el día de hoy no se conoce cuántos benefi ciados han logrado “graduarse”, ni cuáles son los puntos que debe cumplir para lograrlo, pese al crecimiento registrado desde su creación en el año 2005 a la fecha.
En el actual gobierno se rediseñaron algunos programas, se creó el Ministerio de Desarrollo e inclusión Social y se han mostrado algunas mejoras. Sin embargo, las recientes declaraciones del presidente Humala demuestran que todavía permanece la concepción del asistencialismo, el cual solo busca regalar dinero sin brindar capacidades.
Si bien para los actuales candidatos no es políticamente correcto hablar del tema, lo que debería hacer el próximo presidente es revisar todos los -*programas sociales* para primero saber cuáles deben mantenerse y cuáles eliminarse por estar superponiéndose y, en segundo lugar, una evaluación
al interior del programa para evitar las filtraciones y asegurarse que está llegando a quienes debería llegar, pues en muchos casos existen “muertos vivientes” que siguen cobrando beneficios.
El esquema de desarrollo de un país no puede ser mantener a una persona durante toda su vida recibiendo ayuda asistencial y viviendo de los impuestos de todos los peruanos. La labor del Estado debe ser apoyarla para que salga de la pobreza y pueda valerse por sí misma en el menor tiempo posible. Así de claro, aunque el reto no sea fácil.