ORGANIZACIÓN. “¡Hoy estamos a tres años de la inauguración de los Panamericanos 2019!”, anunciaba una nota de prensa del Comité Organizador (Copal), el pasado 26 de julio. No sabemos si esos signos de admiración denotaban entusiasmo o, más bien, constituían un llamado para acelerar el trabajo. Considerando que Lima 2019 será el evento más importante que organizará nuestro país y que su carácter será internacional, su preparación tiene que superar varios defectos.
El primero es la tan peruana costumbre de dejar todo para después. Ahora ya faltan dos años y once meses, y todavía se desconoce cuándo se iniciarán las obras, las cuales incluyen la construcción de la Villa Panamericana (en Villa El Salvador) que albergará a los deportistas, de media docena de complejos deportivos en varias zonas de la ciudad y de instalaciones complementarias como el laboratorio antidopaje.
El presidente del Copal, Luis Salazar Steiger, ha afirmado que la infraestructura estará lista en diciembre del 2018, pero, así como van las cosas, hasta ahora los preparativos para Lima 2019 se asemejan más a los de las Olimpiadas que acaban de terminar en Brasil que a los de Londres 2012 o Sídney 2000. A medida que se retrasen las obras, la impaciencia e incertidumbre aumentarán.
Otro defecto que debe superarse es el secretismo, tan enraizado en nuestra administración pública. Por ejemplo, no se han dado a conocer los detalles del Plan Maestro –que ya habría sido aprobado–, ni del presupuesto que fue elaborado por una consultora internacional. Solo se sabe que serán US$ 1,250 millones y que estarán distribuidos en seis rubros, aunque no se ha informado cuánto corresponderá al Estado y cuánto al sector privado. Por cierto, ¿cómo se licitarán las obras y los servicios que se prestarán a los participantes como alimentación y transporte? ¿Se encargará esa tarea a ProInversión?
Además de ser muy cuidadosos con el aumento de ese presupuesto, que es común en estos casos, también se espera que los organizadores comiencen a involucrar a la población –hará falta un gran esfuerzo de marketing– y, por supuesto, darle la misma importancia organizativa y comunicacional a los Juegos Parapanamericanos, que se realizarán tras finalizar los Panamericanos.