SEGUNDA VUELTA. Los cambios más importantes en un país no muestran sus resultados en uno o dos años, a veces ni siquiera en cinco años. Varios de los problemas más graves hoy en el país son consecuencia de decisiones que se dejaron de tomar hace 20 o 10 años atrás, y la población lo sabe pues los resultados de la encuesta de Pulso Perú muestran que las personas exigen reformas urgentes en seguridad, educación, salud y empleo. El problema se genera cuando los políticos pensando solo en su futuro (resultados = votos) apuestan únicamente por las medidas de corto plazo, donde los ciudadanos puedan ver los beneficios casi al instante, olvidándose de la necesidad de acciones a largo plazo, propuestas que quizás en un primer momento sean miradas con recelo e incluso rechazo por la población pero que le aseguraran al país las grandes reformas que requiere.

Un estadista es capaz cuando no deja de pensar en el largo plazo; lamentablemente, hay gobernantes que ha tenido el Perú alejados de este perfil, y salvo casos muy puntuales —como el tema de educación cuya reforma se acentuó cada vez más desde hace 10 años— la mayoría de los temas se han abordado desde el corto plazo. Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski no parecen alejarse de dicho perfil pues prefieren evitar hablar de las grandes reformas que se requieren y que la población solicita.

El tema de la seguridad ciudadana no se resolverá solo con cambios de normas o llenando las calles de policías y militares. Se requiere, además, un trabajo interdisciplinario que ataque los riesgos estructurales y reduzca las vulnerabilidades socioeconómicas (pobreza, desigualdad de género, necesidades básicas insatisfechas, baja educación, etc.).

En el caso del empleo, se necesita un análisis serio que revise el comportamiento de los trabajadores por edades, pues no pueden seguirse aplicando criterios que son válidos para trabajadores de más de 40 años a los llamados millenials; es decir, más que un par normas nuevas se requiere una modificación en el abordaje del tema que incluya todas las aristas relacionadas al empleo, incluida la seguridad social.

Si no hay reformas no podremos salir de la trampa de los ingresos medios y las próximas elecciones del bicentenario nos podrían traer más de un susto.