COMPETITIVIDAD. “Hay normas que tenemos que ver en la cancha y que el sector privado perciba su impacto. Toda iniciativa tiene su proceso y esto no solo le pasa al Perú”, ha advertido Klaus Koch-Saldarriaga, integrante del equipo que elaboró el informe Doing Business 2016 –publicado la semana pasada–, en respuesta a las quejas del titular del MEF, Alonso Segura, y de la directora del Consejo Nacional de la Competitividad (CNC), Angélica Matsuda.
Es que ambos funcionarios consideraron una injusticia el hecho de que no se tuvieran en cuenta las reformas regulatorias dictadas para mejorar el clima de negocios en el Perú. El Doing Business, preparado y publicado por el Banco Mundial, es uno de los reportes sobre competitividad más esperados, tanto por los gobiernos como por las empresas, pues consta de un análisis bastante completo sobre las condiciones que enfrentan los inversionistas en casi todos los países.
Y lo más interesante, sobre todo para la prensa, es que cuantifica esas evaluaciones y ubica a los países en un ranking general y en listas desagregadas para cada uno de los pilares que toma en cuenta. Hace muchos años que el Perú pierde posiciones y los ministros de Economía de turno han intentado justificar esas caídas con el siguiente argumento: “el efecto de las reformas aplicadas se verá en los próximos años”.
Lo novedoso del Doing Business 2016 es que trajo un cambio casi total en su metodología, lo que significa que no es muy preciso comparar la ubicación del Perú respecto del año pasado. Es más, Koch-Saldarriaga ha explicado que las modificaciones han tenido un impacto positivo para nuestro país. Por eso causa extrañeza la reacción de Segura –quizás los líos con el Municipio de Lima lo tuvieron de mal humor la semana pasada–.
Lo que nos causa indignación e impaciencia, en partes iguales, es que muchas autoridades no son serias cuando se trata de implementar los cambios regulatorios, lo cual hace que las medidas para mejorar el clima de negocios en el Perú tomen demasiado tiempo para surtir efecto. Las normas pueden verse estupendas en el papel, pero de nada sirven si no son puestas en práctica en su totalidad. Si seguimos así, “los próximos años” no llegarán nunca.