Por Nathan Nadramija
Socio de METIS GAIA
El Fondo de Adelanto Social (FAS) minero busca viabilizar los proyectos mineros y de hidrocarburos que enfrentan resistencias de la población local. El fondo apunta a financiar obras y servicios que generen bienestar en la población y atiendan las expectativas preproyecto.
Está pendiente que el Ministerio de Energía y Minas (Minem) publique el reglamento para su operación. Esta iniciativa es un paso en la dirección correcta en la medida en que funcione efectivamente. Para ello, se presentan algunas recomendaciones:
Gestión por Resultados: El FAS debería ser diseñado como un Programa Presupuestal por Resultados en el que la brecha sea el número de proyectos que no tienen viabilidad. Las causas de esa brecha son, entre otras, la ausencia del Estado, la falta de inversión pública y las carencias de gestión, articulación y comunicación.
El FAS buscará atacar estas distintas causas a través de sus productos y actividades. El Programa Presupuestal de Devida es un modelo que el FAS puede copiar, pues complementa diversas acciones que son competencia de otros con transferencias a diversas instituciones o ejecuciones directas, siempre que estén alineadas con el resultado. El éxito del fondo será el destrabar proyectos y así debería reportarse.
Articulación y coordinación: Los ejecutores principales deben ser los gobiernos regionales y locales, a los que se suma la acción del Gobierno central. El FAS debe estar articulado con todos estos actores y promover que todos estén articulados entre sí. Los recursos deben ser asignados para complementar e impulsar el gasto público ordinario de las distintas instituciones en el marco de un plan.
Por otro lado, la empresa debería alinear también sus compromisos del estudio de impacto ambiental (EIA) y otros de responsabilidad social, de modo que se eviten duplicidades, se generen sinergias y aumenten los efectos y la sostenibilidad.
El plan: Se requiere un plan de desarrollo para las zonas en las que se intervendrá. Estos deberían ser los Planes de Desarrollo Concertado Regional y Locales, si es que están bien formulados. En estos planes se deben atender las carencias en servicios e infraestructura y también las trabas a la generación de mayores ingresos. En contextos rurales la gestión del agua suele estar en la intersección de ambas agendas.
Entre la infraestructura y servicios claves destaca la educación en todos sus niveles, la salud y nutrición, la conectividad física y de comunicaciones, la electricidad y los servicios al ciudadano. En la generación de ingresos, con enfoque de desarrollo económico territorial es necesario mejorar el acceso a mercados, expandir frontera agrícola con mayor productividad, enfocarse en pocos productos con alto potencial, y capacitar a los jóvenes para aumentar empleabilidad y tener mayores oportunidades.
Formular un buen plan de desarrollo es en sí mismo un gran primer paso.
Proyectos a incluir: Se deben incluir todos los proyectos que se encuentren listos para construcción o en fases avanzadas de estudios en los que exista una empresa comprometida para invertir. Esta lista puede revisarse periódicamente, para incluir o excluir zonas y proyectos.
Errores que evitar: Un fondo que invierte en bienestar debería ser positivo independientemente del proyecto que se busca viabilizar. Sin embargo, es importante destacar dos tipos de errores que deben evitarse.
El primero son las inversiones en infraestructura en las áreas que serán parte de la huella del proyecto. Es decir, son áreas que tendrán que ser adquiridas por el inversionista e invertir es ineficiente y puede generar trabas. El segundo es invertir en elefantes blancos en estas zonas. En muchos casos, un centro poblado no debería tener todos los servicios, pues algunos requieren determinado tamaño de población para que tengan sentido, como por ejemplo hospitales o universidades.