Por Roberto Abusada
No había cumplido 26 años y se desempeñaba como un eficaz consejero comercial del Perú en Londres. Tal eran su eficiencia y dedicación que luego de su renuncia los empresarios privados y cooperativas productoras de café le pidieron que continuase representándolos. Posteriormente sus conocimientos y capacidad de trabajo lo llevaron a la presidencia de la Organización Mundial del Café y a la Organización del Azúcar. Con su constancia y preocupación por el Perú lograría más tarde que se levantaran las cuotas que afectaban a los productores de café.
Conocí a Fritz en 1980, cuando fue a darme el encuentro en una visita a Londres que hice como viceministro de Comercio. No lo vería hasta 10 años después, cuando gracias a su empuje e inteligencia se empezó el exitoso proceso de liberalización del comercio en el que yo había fracasado la década anterior. Cuando llegué al MEF como jefe de asesores del ministro Jorge Camet, el difícil proceso ya había dado sus pasos más difíciles gracias a Fritz. El habilísimo nuevo ministro se percató de inmediato de sus cualidades y lo nombró en mi reemplazo un año después. Soy testigo de excepción de lo que el Perú le debe a este peruano incansable, tenaz, y sobre todo amante de su país, ya que por los siguientes cinco años mantuve mi colaboración con él y con Camet.
Fritz ha sido protagonista de todas las reformas económicas de la década de los noventa. En numerosas oportunidades la actuación de Fritz probó ser clave para el trabajo político y de persuasión que culminó en reformas en los ámbitos de comercio exterior, financieros, de privatización, trabajo, agricultura, seguridad social y tantos otros. Desde una pequeña oficina en el MEF se aseguraba de los detalles y seguimiento de cada uno de los pasos de los procesos de reforma.
Naturalmente un hombre de acción y de una honestidad absoluta creó enemigos políticos y perseguidores de profesión tratando de judicializar los actos que traerían progreso al Perú. Fritz afrontó cada ataque, cada proceso, cada persecución —todos de soterrado origen ideológico— con una serenidad asombrosa.
No solo en el trabajo fue Fritz un hombre ejemplar; también ha sido un padre modelo para sus hijos, y el fiel compañero de su esposa Cayetana. Que sepan quienes no conocieron a Fritz aquello que los que tuvimos el privilegio de ser sus amigos sabemos con certeza: que buena parte del bienestar y éxito económico del Perú actual tiene su origen en la dedicación y amor a la Patria de este extraordinario peruano.
NOTA DEL DIRECTOR: Dejo en esta oportunidad el espacio de mi columna a Roberto Abusada, quien en sentidas palabras rinde homenaje a Fritz Du Bois, cuya muerte es una sensible pérdida.