AP.- La estudiante de Medicina Alejandra Durán Arreola sueña con ejercer como obstetra y ginecóloga en Georgia, donde escasean los médicos y la mortalidad materna es una de las más elevadas de Estados Unidos; pero el objetivo de la inmigrante mexicana de 26 años está atrapado en el debate sobre un programa que protege de la deportación a cientos de miles de jóvenes como ella.
El poder recibirse de doctora dependerá de si el Congreso encuentra una alternativa al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), cuya muerte gradual fue decretada por el presidente Donald Trump el mes pasado.
Arreola, llevada a Estados Unidos sin autorización cuando tenía 14 años, está entre el centenar de estudiantes de Medicina de todo el país anotados en DACA, y han hecho escuchar su voz en el debate sobre inmigración. Sus historias han encontrado repercusión en Washington.
Se trata de buenos estudiantes que han ingresado a las mejores facultades de Medicina y están a punto de iniciar sus residencias para tratar pacientes, lo que según los expertos ayudaría a remediar la escasez creciente de médicos.
“Es una tragedia de talento y recursos desperdiciados”, dijo Mark Kuczewski, jefe del Departamento de Educación Médica de la Universidad Loyola, donde Arreola cursa el segundo año. “Nuestro país les habrá dicho, ‘no puedes ir a tratar pacientes’”.
Loyola, cerca de Chicago, fue la primera que aceptó abiertamente a estudiantes de Medicina del DACA, y tiene 32 de ellos. California y Nueva York también tienen poblaciones importantes, según la Asociación Estadounidense de Facultades de Medicina.
DACA protege a unos 800,000 inmigrantes llevados a Estados Unidos cuando eran niños y que de otro modo carecerían de autorización legal para permanecer en el país. Los inmigrantes deben satisfacer criterios estrictos para recibir los permisos de dos años que los protegen de la deportación y los autorizan a trabajar.
El entonces presidente Barack Obama creó el programa DACA en 2012. Los detractores dicen que es una amnistía ilegal que quita empleos a ciudadanos estadounidenses. Al derogarlo el mes pasado, Trump dio plazo a los legisladores hasta marzo para aprobar un reemplazo.
El DACA goza de amplia aprobación entre la ciudadanía estadounidense. Una encuesta reciente de The Associated Press-NORC revela que apenas uno de cada cinco estadounidenses quiere deportar a los beneficiarios del programa.
Estudiantes de Medicina como Arreola intentan orientar el debate y tienen el apoyo de grupos influyentes como la poderosa Asociación Médica Estadounidense.
Arreola se tomó licencia de sus estudios el mes pasado con su compañero de estudios César Montolongo Hernández, también enrolado en el DACA, para hablar con legisladores en Washington. Dijeron que el programa era necesario para la Medicina, pero que quieren una solución para todos los enrolados.
Un informe de la Asociación de Facultades de Medicina Estadounidenses de 2017 pronostica un déficit de entre 35,000 y 83,000 médicos para 2025. Ese déficit aumentará a medida que la población crece y se avejenta.