(Reuters).- Felipe de Borbón y Grecia se convertirá en Felipe VI después de más de 30 años como heredero y una vida dedicada a prepararse para suceder a su padre, el rey Juan Carlos I, que abdica tras graves problemas de salud que han coincidido con tumultuosos escándalos que han dañado la imagen de la corona española.
El todavía príncipe Felipe, de 46 años, se enfrenta al duro trabajo de convencer de la utilidad de la monarquía a una ciudadanía cada vez más desencantada con una familia real en el pasado muy popular.
El “heredero más preparado de la historia de España”, en palabras de su antecesor y progenitor, es muy diferente de su extrovertido padre y prefiere un estilo de vida sobrio, algo que podría ayudarlo a limpiar la imagen de la monarquía.
Felipe Juan Pablo y Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia es amable y sabe cómo hacer que la gente se sienta cómoda a su alrededor, aunque sin el “sentido común” ni la campechanía de su padre pero muy lejos de la rigidez de la familia británica.
La discreta vida privada del que será nuevo jefe del Estado con su esposa plebeya, la experiodista divorciada Letizia Ortiz, y sus hijas Leonor y Sofía, se debe tanto a su carácter como a su percepción de los tiempos.
El hijo pequeño de los Reyes de España, que subirá al trono por la Ley Sálica que favorece al hombre frente a la mujer en la línea de sucesión, se ha mantenido al margen de la corrupción y el escándalo que ha minado la credibilidad de la familia y la han hecho parecer alejada del sufrimiento del país.
Felipe, gran aficionado a los deportes, a los asuntos de actualidad y a la historia, tiene fama de ser un hombre trabajador y recto y se ha esforzado por alejarse de una forma de vida pródiga de sus familiares.
Su agenda siempre está repleta y lleva representando años los intereses de España al más alto nivel, como en la recientemente fracasada candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020.
Felipe lleva toda su vida preparándose para ser rey, desde que su padre fue nombrado por el dictador Francisco Franco y supervisó los años oscuros de la transición a la democracia.
Consciente de la gravedad de los tiempos, Felipe tuvo que intervenir en la gestión de la crisis monárquica, distanciándose públicamente de los duques de Palma tras un caso de corrupción que ha salpicado a la pareja, y al parecer también tuvo una influencia directa en una mayor transparencia de la Casa Real.
“La valoración de Felipe (un 62% frente al 50% de su padre en febrero de 2014, según sondeo de Sigma Dos) da la pista que puede mejorar la situación de la monarquía”, dijo José Miguel de Elías, director de la encuestadora Tecel-Estudios Sigma Dos.
Casi la mitad de los españoles creían que el rey Juan Carlos debía abdicar en favor de su hijo y más de una tercera parte, especialmente entre los jóvenes, querían que el país se convirtiese en una república, según esa encuesta.
Felipe VI se licenció en Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid, donde realizó algunos cursos de Ciencias Económicas. Luego, realizó un Master en Relaciones Internacionales en la Edmund Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown, en Washington D.C., graduándose en 1995.
A los 28 años, Felipe comenzó a atender compromisos institucionales propios de su condición de heredero y participó en los acontecimientos más importantes de la vida pública española.
La mayor rebelión de Felipe fue negarse a retractarse cuando sus padres pusieron trabas a que se casara con Letizia.
Algunos observadores reales creen que su esposa puede ser clave para la supervivencia de la monarquía y consideran a la princesa como una modernizadora de la Casa de Borbón.