Múnich (AFP).- Los emisarios del presidente estadounidense han pasado la mayor parte de la semana tranquilizando a sus aliados europeos, aunque sin aclarar completamente las intenciones de Donald Trump.
Aunque el vicepresidente, Mike Pence, el secretario de Estado, Rex Tillerson y el jefe del Pentágono, Jim Mattis, hicieron hincapié en quitarle hierro a algunas de las declaraciones más controvertidas de su jefe, la incertidumbre sobre la orientación de la diplomacia estadounidense sigue siendo grande.
La OTAN
La Alianza Atlántica estaba en el corazón de la gira europea, después de que Trump hubiera causado malestar y confusión al calificar de “obsoleta” a la OTAN, pero asegurando también que era “muy importante”.
El mensaje de Mike Pence y Jim Mattis, en la conferencia de seguridad de Múnich y en Bruselas, fue doble. De un lado, el compromiso de Estados Unidos con sus aliados es “inquebrantable” pero, de otro lado, Europa debe pagar más.
Así, Jim Mattis amenazó a Bruselas con “moderar el compromiso” estadounidense con la Alianza Atlántica si el gasto militar europeo no aumentaba lo suficiente.
Aunque los europeos no se opongan al principio de pasar por caja, subrayaron que el gasto militar no debía ser el único factor, sino que la ayuda al desarrollo o la acogida de solicitantes de asilo eran medidas costosas pero igualmente necesarias para la estabilidad mundial y la seguridad transatlántica.
Rusia y Ucrania
Tras la dimisión del secretario estadounidense de Seguridad, acusado de haber mentido sobre sus relaciones con Rusia, los representantes estadounidenses rebajaron esta semana la voluntad de acercamiento con Moscú que Trump había anunciado tan vehementemente.
En cuanto a Ucrania, un tema particularmente importante para los europeos, que temen un expansionismo ruso, Pence pidió a Moscú que respetara los acuerdos de paz de Minsk.
“Sepan que Estados Unidos continuarán pidiendo cuentas a Rusia, aunque busquemos terrenos de entendimiento. Como saben, el presidente Trump cree que (ambas cosas) son posibles” dijo Pence.
Ni él ni Tillerson antes que él, durante una reunión del G20 en Bonn, precisaron qué aspectos de la relación rusoestadounidense piensa remodelar Trump.
En este sentido, la ministra alemana de Defensa, Ursula Van der Leyen, instó a Estados Unidos a “no actuar de forma unilateral pasando por encima de sus socios”.
Por su parte, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, también en Múnich, solicitó a Estados Unidos una relación “pragmática” y reclamó un “nuevo orden mundial” libre de la dominación occidental.
La UE y el Brexit
Donald Trump ha dejado helados a los Estados de la Unión Europea (UE) con su discurso a favor del Brexit, pareciendo desear un desmembramiento de la UE.
Sobre estas cuestiones, ninguno de los responsables estadounidenses que han visitado Europa esta semana aportaron ninguna aclaración. Mike Pence fue muy vago, antes de viajar a Bruselas el lunes, cuando aseguró que “los destinos de Estados Unidos y Europa están entremezclados”.
Eso no pareció satisfacer al ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault, que lamentó en Twitter que el vicepresediente no hubiera “(dicho) ni una palabra sobre la UE”.
Trump
Representa quizá el mayor misterio. Sean cuales sean las garantías expuestas por sus ministros, ¿quedarán en agua de borrajas por culpa de eventuales tuits incendiarios de Donald Trump?
Con un cierto candor, el senador republicano John McCain admitió comprender que Trump era alguien difícil.
“Creo que el presidente hace declaraciones y a veces se contradice. Así que hemos aprendido a prestar más atención a lo que el presidente hace que a lo que dice”.
El ministro británico de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, quiso ver la situación con optimismo: “denle una oportunidad a Donald Trump. Sí, es una nueva manera de gobernar, pero no subestimen la capacidad de obtener resultados”.