(Reuters).- El diálogo iniciado entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición liderada por Henrique Capriles generó posiciones encontradas y escepticismo entre los venezolanos, agobiados por una crisis social y política que lleva dos meses y que ha dejado al menos 41 muertos.
En tanto, el Sumo Pontífice envió a través del nuncio apostólico, monseñor Aldo Giordano, un mensaje al presidente venezolano, a los representantes de la Mesa de Unidad Democrática y a los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
La reunión, moderada por Maduro, se desarrolló en el presidencial Palacio de Miraflores, a donde llegaron los principales líderes de la oposición y del oficialismo, para debatir alrededor de una larga mesa oval. El próximo encuentro, acordaron las dos partes, será el próximo martes.
“El camino para llegar aquí fue largo y complejo, pero valió la pena hacer el esfuerzo”, dijo Maduro en un monólogo de apertura. “Ojalá este esfuerzo tenga buenos resultados en las próximas horas, en los próximos días”.
Sin embargo, rápidamente, el mandatario, un ex sindicalista y otrora chofer de autobús, puso los puntos sobre las íes.
“Aquí no hay negociaciones, ni pactos, lo único que estamos buscando es un modelo de coexistencia pacífica, de tolerancia mutua”, dijo el jefe de Estado, de 51 años.
Tras la intervención de Maduro, los expositores -11 por cada bando político- se turnaron en intervenciones de aproximadamente 10 minutos donde expusieron sus visiones de país y buscaron explicar el origen de las protestas que, tras dos meses, han dejado 650 heridos y casi 200 detenidos.
Para los oficialistas, la crisis es producto de una “guerra económica” librada por sus adversarios políticos, pero para éstos es la mejor muestra de que el modelo estatista colapsó.
Respecto a ello, los opositores se mantuvieron firmes en las condiciones exigidas para iniciar el diálogo, entre ellas, liberar a los que denominan “presos políticos”, desarmar los grupos allegados al Gobierno y renovar los miembros del Consejo Electoral, Contraloría y Tribunal Supremo de Justicia.
La participación de Capriles, a quien Maduro derrotó por apenas 1.5 puntos porcentuales en las presidenciales del 2013, levantó el perfil de las conversaciones.
El líder opositor se había negado hasta ahora a participar en iniciativas de diálogo de Maduro, arguyendo que no se prestaría a “lavarle la cara al Gobierno”.
Mientras Capriles hablaba, el segundo hombre fuerte del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, escribió en su cuenta de Twitter con el ánimo confrontacional que dominó, por pasajes, el debate.
“Definitivamente el asesino fascista Capriles tiene problemas, no entiende que perdió las elecciones de abril pareciera que le falta algo”, escribió en @dcabellor.
Apenas minutos antes del inicio de las conversaciones, medios locales y políticos opositores anunciaron el fallecimiento de Mariana Ceballos, arrollada hace un mes mientras protestaba en la ciudad central de Valencia.
“Una más que parte por defender Venezuela”, afirmó entre sollozos una de sus vecinas, citada por medios locales, que detallaron que la víctima estuvo desde mediados de marzo en cuidados intensivos de una clínica local.
La mujer, de 35 años, se convirtió en la víctima número 41 por las protestas que comenzaron a principios de febrero.