AFP.- Con un caudal de 1.3 millones de votos, Beatriz Sánchez, la candidata del Frente Amplio, el Podemos chileno, se ha convertido en un actor clave en el nuevo escenario político que dejaron las elecciones del domingo.
No solo ha quedado en tercera posición a dos puntos del oficialista Alejandro Guillier, que le disputará la presidencia el 17 de diciembre al expresidente Sebastián Piñera en la segunda vuelta, sino que ha pasado de tres a 20 diputados y ha conquistado en escaño en el Senado.
“Es el remezón más grande que ha tenido la política chilena desde el retorno de la democracia” en 1990, dice a la AFP el analista Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.
Esta joven formación nacida en marzo e integrada por movimientos de izquierda y algunos de los líderes de las protestas estudiantiles pretende atraer a los críticos de la política tradicional -en su mayoría jóvenes- y a los desencantados de la izquierda que apuntaló al gobierno de la socialista Michelle Bachelet.
Tras estas elecciones, el poder de negociación es muy fuerte para esta formación con vistas a la segunda vuelta, dice el analista René Jara, de la Universidad de Santiago.
El Frente Amplio “está obligado a negociar” si quieren que no se repita lo que ocurrió en 2009, cuando la derecha de Sebastián Piñera ganó la elección frente al demócrata cristiano Eduardo Frei, que no logró el apoyo de Marco Enriquez-Ominami (izquierda), dice a la AFP el analista.
“Si no, serán los responsables de una vuelta de Piñera” al poder, que el domingo se quedó con 2,4 millones de votos, un resultado muy inferior al que auguraban las encuestas.
El multimillonario empresario no tiene ahora más remedio que echarse a los brazos de José Antonio Kast, que reivindica el legado de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) para tratar de capitalizar el medio millón de votos que obtuvo el domingo.
Guillier, el candidato de la Nueva Mayoría, que se enfrentará en el balotaje con Piñera, no se demoró en hacerle un guiño a Sánchez y a la candidata de la Democracia Cristiana, Carolina Goic, cuyos apoyos serán vitales para una victoria de la izquierda el 17 de diciembre.
“Necesitamos reconstruir una unidad profunda de todos los chilenos y chilenas que estamos por los cambios”, dijo Guillier en su primer discurso, antes de agregar que “necesitamos ir a la segunda vuelta con propuestas claras que nos agrupen a todos, de modo que todos se sientan parte de lo que será mi gobierno”, dijo Guillier.
Pero el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, uno de los máximos referentes del Frente Amplio, dejó claro que el apoyo a Guillier va a ser caro.
“Para votar por Alejandro Guillier tienen que pasar muchas cosas”, declaró Sharp este lunes a Tele13 radio.
“Hoy día lo que tiene que entender la Nueva Mayoría es que hay un empate técnico. La forma de relacionarnos a partir de ahora debería ser distinto”, agregó.
Rabia y miedo
Sánchez, una periodista de radio y televisión muy popular, recogió los réditos de su discurso anticorrupción y antiélite en particular entre los jóvenes de clase media urbanos.
“Si no hacemos un cambio, si no hacemos una reflexión este país se está llenando de rabia y de miedo”, dijo recientemente en una entrevista con la AFP.
Al igual que ha pasado en España o en Grecia, la aparición de la izquierda radical en Chile que arremete contra la globalización y el poder económico de los grupos de poder, corresponde a un fenómeno más global.
Sin embargo, es complejo vaticinar qué futuro tendrá el Frente Amplio, pues en elecciones chilenas ha ocurrido antes que un ‘outsider’ conquista el 20% y después no logra encauzarlo en una acción política sostenida.
En la elección del domingo acudió a las urnas el 46,7% de los 14,3 millones de chilenos con derecho a voto.
La centroizquierda chilena se presentó dividida a estos comicios en que se estrenaba un sistema electoral proporcional para el Congreso. En total, 6 de los 8 aspirantes se sitúan en el espectro del centro-izquierda. Sumados, han obtenido 3,65 millones de votos, frente a los 2,93 millones de la derecha.
En au reciente entrevista con la AFP, Sánchez que dejó el periodismo en marzo para lanzarse a la política, aseguró que su vocación es ser “puente con los movimientos sociales” y “girar un país donde todo está mercantilizado a un país donde haya derechos sociales” para “reducir este temor permanente a no tener el dinero para enfrentar lo que nos pasa” ya sea en el ámbito laboral, educativo o sanitario.
Para esta madre de tres hijo, es necesario un “pacto social que deje atrás el miedo”, una herencia de la dictadura todavía presente en el país, “mayor participación soberana”; un cambio en el modelo de desarrollo “extractivista actual” más estímulo a la industria nacional y más inversión en ciencia y tecnología, así como una nueva “fórmula tributaria” para que paguen más “los segmentos más altos”.