Roma (Reuters).- El Papa Francisco enfatizó la importancia “fundamental” de las mujeres en la Iglesia Católica Romana hoy, un mensaje aclamado como un significativo cambio desde la posición de su predecesor Benedicto XVI.

Quienes respaldan la reforma liberal de la Iglesia han instado a la institución para que le dé más voz a las mujeres y reconozca su importancia en la religión más extensa del mundo, y algunos grupos piden que sean ordenadas como sacerdotes.

La directora de la Conferencia para la Ordenación de las Mujeres, que pide que las mujeres sean tratadas con igualdad en la Iglesia y que se les permita convertirse en sacerdotes y obispos, dijo que las palabras de Francisco eran las más alentadoras que había escuchado en su vida, pero no eran suficiente.

“Si bien el Papa estaba tratando de ser positivo sobre el rol de las mujeres, en lo que está equivocado es que las mujeres eran realmente discípulos, como María Magdalena”, dijo Erin Saiz Hanna, la directora ejecutiva del grupo, a Reuters.

“El dijo que las mujeres pueden comunicar las palabras de Cristo, pero en realidad las mujeres no pueden predicar por lo que esa afirmación es falsa”, agregó.

El Vaticano dice que las mujeres no pueden ser sacerdotes porque Jesucristo eligió sólo a hombres como sus apóstoles. Los defensores del sacerdocio femenino rechazan esa posición, diciendo que Jesús sólo se ajustaba a costumbres de su época.

Francisco, elegido el mes pasado como el primer Papa no europeo en 1,300 años, dijo que las mujeres habían tenido siempre una misión especial en la Iglesia, como “primeras testigos” de la resurrección de Cristo, y como transmisoras de la fe a sus hijos y nietos.

“En la Iglesia, y en el camino de la fe, las mujeres han tenido y todavía tienen un rol especial en la apertura de puertas al Señor”, dijo Francisco a miles de peregrinos en su audiencia semanal en la Plaza San Pedro.

El Sumo Pontífice dijo que en la Biblia, las mujeres no fueron registradas como testigos de la resurrección de Cristo porque la ley judía de la época no consideraba a las mujeres o a los niños como testigos confiables.

“En los Evangelios, no obstante, las mujeres han tenido un rol primario, fundamental (…) Los Evangelistas simplemente narraron lo que sucedió: las mujeres fueron los primeros testigos. Eso nos cuenta que Dios no elige según criterios humanos”, señaló Francisco.

Reforma
Esta fue la segunda vez que Francisco habla del papel de las mujeres como testigos de la resurrección de Cristo, un tema de importancia central para la fe católica.

En su discurso en la vigilia pascual el sábado, el Papa habló de las mujeres e instó a los creyentes a no temer al cambio.

La decisión del pontífice de incluir mujeres en el tradicional ritual de lavado de pies del Jueves Santo la semana pasada generó enojo entre los tradicionalistas, que consideran la costumbre como una rememoración del gesto de Jesús hacia sus apóstoles y que por lo tanto debería ser exclusivo para hombres.

“Esto es muy alentador”, dijo Marinella Perroni, teóloga y miembro líder de la Asociación de Mujeres Teólogas Italianas, que promueve a las expertas femeninas en religión y su visibilidad en la Iglesia.

“El hecho de que el Papa reconozca que la remoción progresiva de las figuras femeninas de la tradición de la resurrección (…) es debido a criterios humanos, distantes de los de Dios, introduce decididamente un nuevo elemento comparado con el papado anterior”, agregó.

La elección de Francisco, el cardenal argentino Jorge Bergoglio, el mes pasado llegó tras otro quiebre en la tradición cuando su antecesor, el Papa Benedicto XVI, se convirtió en uno de los pocos pontífices de la historia en renunciar.

Su sucesor de 76 años ha establecido un nuevo tono al papado, ganándose rápidamente una reputación de humildad sellada por el rechazo de algunos ornamentos tradicionales en el vestuario, usando lenguaje informal en sus discursos y eligiendo por el momento vivir en una residencia simple en lugar de los ostentosos apartamentos papales.

Fuentes dentro de la Santa Sede han dicho que Francisco podría reformar la burocracia del Vaticano y reestructurar o incluso cerrar su banco, luego de una serie de escándalos internos que dañaron la reputación de la Iglesia.