Ciudad del Vaticano (Reuters) .- El Papa Francisco quiere que la Iglesia Católica “actúe firmemente” para erradicar el abuso sexual de niños por parte de sacerdotes y para asegurar que sus perpetradores sean castigados, dijo el Vaticano hoy.
Francisco, en una reunión con el jefe doctrinal de la Santa Sede, arzobispo Gerhard Muller, había declarado que combatir el abuso sexual era importante “para la iglesia y su credibilidad”, indicó un comunicado.
Francisco heredó una iglesia plagada de problemas y un enorme escándalo de abuso de niños por parte de sacerdotes. Se cree que es la primera vez que el Papa aborda el tema del abuso sexual con un alto miembro de su personal desde su elección el 13 de marzo.
Muller es titular de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el departamento del Vaticano que incluye la oficina del “promotor de justicia”, o fiscal de delitos sexuales, que investiga casos de abuso sexual y decide si los curas deben ser expulsados del sacerdocio.
Francisco dijo que el departamento debe continuar “actuando firmemente en lo que respecta a los casos de abuso sexual, promoviendo, sobre todo, medidas para proteger a los menores, ayudar a quienes han sufrido ese tipo de violencia en el pasado (y) los procedimientos necesarios contra quienes son culpables”, indicó un comunicado.
Agregó que el Papa quería que los obispos católicos en todo el mundo promuevan y pongan en vigencia “directivas en este tema, que es tan importante para los testigos de la iglesia y su credibilidad”.
Un grupo de víctimas, la Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes (SNAP, por su sigla en inglés), dijo que el comunicado no iba lo suficientemente lejos y lo criticó por decir que la posición de la iglesia contra el abuso sexual era “una continuación” de la línea seguida por el antecesor de Francisco, el Papa Benedicto XVI.
“Se necesita acción, no discusión”, dijo SNAP en un comunicado.
“No podemos confundir las palabras con las acciones. Cuando lo hacemos, lastimamos niños. Debemos insistir en una nueva acción tangible que ayude a los niños vulnerables a proteger sus cuerpos, no antiguas promesas vagas que ayudan a una institución ampliamente desacreditada a proteger su reputación”, agregó.
SNAP y otros grupos de víctimas dicen que aún queda mucho por descubrir sobre cómo la iglesia se comportó en el pasado y quieren que más obispos que sabían de los abusos enfrenten la justicia.
La crisis de la Iglesia Católica comenzó en el 2002 en Boston cuando los medios comenzaron a reportar cómo los casos de abuso eran sistemáticamente tapados y los curas abusadores eran trasladados de parroquia en parroquia en lugar de ser expulsados del sacerdocio y entregados a las autoridades civiles.
Desde entonces, la Iglesia Católica en muchos países ha establecido nuevas guías para lidiar con casos de abusos pasados, prevenir nuevos episodios, reportar abusos a la policía y evitar que potenciales abusadores ingresen al sacerdocio.