Alberto Cabello dirige hace siete años una agrupación que asumió el compromiso de impactar positivamente en la educación primaria de las zonas altoandinas del Perú. Pero admite que solo el esfuerzo de los privados no es suficiente para levantar el desempeño del sector educativo, que este año mostró una de sus caras menos felices: el Perú terminó en el último lugar de comprensión lectora, matemática y ciencia de la prueba PISA.
Al respecto, Cabello indicó que aparte de causar tristeza, esta calificación dedeber ser vista como una oportunidad para conciliar intereses. “Esta es la oportunidad para decidir una política de Estado que involucre al Ejecutivo, gobiernos regionales, empresarios y partidos políticos, dejando de lado cualquier ambición o interés particular”, indicó.
Hasta la fecha, la asociación civil a su cargo ha logrado reunir los esfuerzos de 40 empresas nacionales y extranjeras, y han desplegado tres proyectos que han impactado en un millón 800 mil estudiantes a nivel nacional. A su vez, con el programa Gestión y Calidad Educativa, más de 90 mil maestros fueron capacitados para mejorar su metodología de enseñanza.
Pero Cabello también advierte que hay otras deficiencias, como las de infraestructura, que deben solucionarse de manera urgente, ya que pondrán en riesgos los objetivos de mejorar la educación. Existen, por ejemplo, más de 8,000 centros unidocentes en el país. “¿Cómo aspirar a mejorar la educación si tienes un profesor que enseña a alumnos de 1°, 2° o de 5° de manera simultánea?”, cuestionó.
Por ello, el ejecutivo espera que el Gobierno y la sociedad tome el compromiso de marcar una agenda concreta para los próximos diez años en el sector educativo. “No tenemos que compararnos con los líderes mundiales en educación, pero por lo menos con nuestros hermanos, países vecinos, que han tenido resultados mucho más relevantes [en PISA]”, finalizó.