Bloomberg.- Es difícil imaginar un momento más incómodo para intentar adquirir una compañía entrelazada con la economía catalana con una oferta de 17.000 millones de euros (US$20,000 millones). Las exacerbadas tensiones en torno al movimiento de secesión complican el intento de la familia Benetton de adquirir Abertis Infraestructuras SA, así como las probables aspiraciones de frustrarlo del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.
El regulador del mercado español aprobó la oferta por el operador de autopistas de peaje con sede en Barcelona presentada en mayo por Atlantia SpA, la firma italiana en la que los Benetton tienen una participación del 30%. Esto allana el camino para que Atlantia formalice el cronograma de su oferta, lo que a su vez pone en marcha el reloj para una posible contraoferta de Pérez.
Esto ocurre en momentos en que el directorio de Abertis analiza si debe trasladar su sede central fuera de Cataluña. El cambio de domicilio podría calmar los temores de los inversores respecto del riesgo de que deje de ser una compañía española y europea. Pero no simplificará en lo inmediato la política de una oferta o cualquier contraoferta.
Los acontecimientos recientes han hecho que las cosas se presenten más costosas para quienquiera que compre Abertis. Alrededor de la cuarta parte de la empresa se encuentra en Cataluña, según la investigación de Kepler Cheuvreux, mientras que por sus autopistas circula tránsito de Francia a otras regiones de España. Aun cuando la hipótesis extrema de una salida total de España no se concrete, la inestabilidad política actual podría ser perjudicial para el negocio porque las protestas y las huelgas reducen el tránsito y los ingresos a las autopistas con peaje.
Además, Abertis está en un litigio con el gobierno central por un acuerdo de indemnización relacionado con el tránsito garantizado.
En el caso de los Benetton, el riesgo de una interrupción en el corto plazo no debilita la razón de ser de la toma de control. La adquisición en gran medida se ve impulsada por el deseo de diversificar Atlantia fuera de Italia. Los autos circularán por Cataluña cualquiera sea su gobierno.
Lo mismo vale para Pérez. En su caso, el atractivo sería diversificar Actividades de Construcción y Servicios SA de Madrid, empresa que preside y codirige, para que no se dedique sólo a la construcción. Esa lógica sigue siendo válida.
La situación tironea del gobierno central de España en distintas direcciones. Abertis es una compañía mundial influyente con operaciones en América Latina. Dejar que pase a manos italianas será algo difícil de digerir. Pero cualquier acción de España para poner obstáculos en el camino de Atlantia crearía otros problemas.
Frustrar una transacción transfronteriza irritaría a los socios de España en la Unión Europea, en especial a Italia, en momentos en que Madrid necesita aliados. El ministro de Economía Luis de Guindos habría dicho que España adoptaría una postura “neutral” respecto de la oferta. España podría utilizar el interés de Atlantia para demostrar que es atractiva para las inversiones internas pese a la agitación.
El gobierno sin duda preferiría que Abertis siguiera siendo española. Pero los vínculos de Pérez con la capital española podrían ser provocativos en un momento de extrema tensión con los catalanes.
Los inversores consideran que Pérez de todos modos tiene más razones para hacer una contraoferta que para no hacerla. Algunos fondos están comprando acciones de Abertis y operando en corto con Atlantia: apuestan a que una contraoferta de ACS a su vez obligaría a Atlantia a pagar más, poniendo presión en sus propias acciones.
La decisión es difícil. Las acciones de Abertis rondan los 17,35 euros cada una, frente a una oferta de Atlantia de efectivo y acciones que actualmente es de 17,15 euros por acción, sobre la base de tomar el máximo componente accionario. Dadas estas complejidades, no es de sorprender que los inversores no estén dispuestos a hacer una apuesta más grande en una subasta.