(Reuters) El presidente interino de Brasil, Michel Temer, rechazó las acusaciones en su contra de deshonesto e imprudente, prometiendo que su Gobierno seguirá enfocado en las reformas fiscales que apuntan a revivir la economía.

Temer dijo que era “irresponsable, ridículo, falso e inmoral” insinuar, como lo hizo el ex ejecutivo de Petrobras Sergio Machado en un acuerdo de culpabilidad, que había buscado fondos de campaña para su partido derivados de un esquema de sobornos en la compañía estatal de petróleo.

El testimonio, hecho público por la Corte Suprema el miércoles, fue el primer vínculo directo entre Temer y la extensa investigación de corrupción que ha golpeado al sistema político brasileño y profundizado la peor recesión en décadas.

“No vamos a tolerar afirmaciones de esa naturaleza. Una insinuación falsa como esa puede desbaratar el trabajo del Gobierno. Pero quiero afirmar que nada socavará nuestro deseo, misión y objetivo de hacer lo que el presidente debe hacer ahora”, señaló.

Las acusaciones que implicaron a Temer y a más de 20 funcionarios, muchos de ellos miembros de su coalición de Gobierno, eclipsaron una histórica reforma fiscal divulgada en la misma jornada. El mandatario interino propuso el miércoles una enmienda constitucional para limitar el crecimiento del gasto público por hasta 20 años.

Temer asumió la presidencia luego de que la mandataria Dilma Rousseff fue suspendida temporalmente bajo acusaciones de haber violado las normas presupuestarias para ayudar a su campaña de reelección.