(AFP) A la Casa Blanca aspiran dos republicanos de origen cubano con mano dura en inmigración, una ironía que no pasa desapercibida por la comunidad latina que ayudó a elegir hace ocho años a Barack Obama , un demócrata que favoreció la regularización de los indocumentados.
“Es agridulce”, dijo Cristóbal Alex, presidente de Latino Victory Project, una asociación que busca ampliar la influencia de los hispanos en Estados Unidos.
“Por un lado queremos celebrar el éxito de nuestra comunidad en lograr un hito, pero por el otro lado éstos son dos latinos que se han puesto de espaldas a su comunidad”, aseguró Alex a la AFP.
Se trata de los jóvenes senadores Marco Rubio y Rafael Eduardo ‘Ted’ Cruz, hijos de inmigrantes cubanos que disputan con el millonario Donald Trump la nominación del partido Republicano para las presidenciales de noviembre.
Asimismo, la carrera republicana se ha reducido en esencia a una competencia entre tres candidatos, y por primera vez en la historia dos de ellos tienen raíces hispanas, la primera minoría de Estados Unidos con 57 millones de habitantes.
“Es un indicador del progreso político de la comunidad latina”, dijo el director ejecutivo de Asociación Nacional de Electos Latinos (NALEO), Arturo Vargas.
Marcada por la Guerra Fría
Pero la latina es una comunidad muy diversa
Marcada por la lucha anticomunista de Washington y forjada por la oleada de refugiados anticastristas, la comunidad cubana es un mundo aparte en el tapiz de inmigrantes latinos de Estados Unidos, con una enorme influencia política a pesar de una población de solo dos millones de habitantes.
Aunque seis de cada diez latinos en Estados Unidos son de origen mexicano, solo los cubanos están representados en el Senado con tres escaños.
Originado en el censo y extendido a la política los términos “latino” o “hispano” son usados por organizaciones, partidos o cualquiera para agrupar a inmigrantes o personas nacidas en el país con orígenes en América Latina o España.
Por otro lado, esconde importantes diferencias culturales, políticas, migratorias y geográficas: los mexicanos en el suroeste y los cubanos en Florida (sureste); los puertorriqueños (que son ciudadanos estadounidenses) y dominicanos en Nueva York (noreste), principalmente.
En la campaña, Rubio y Cruz relatan incansablemente los esfuerzos de sus padres para alcanzar el “sueño americano”, una narrativa que resuena entre muchas familias latinas.
Rubio escogió el título “Un hijo de estadounidense” para su biografía en 2012, proclamándose como un “hijo de inmigrantes” un año antes de impulsar una reforma migratoria en el Senado.
Pero desde entonces el senador que nació en Miami en 1971 ha endurecido su posición sobre la migración y ahora compite con Cruz, de madre estadounidense y nacido en Canadá, por atraer a las voces más conservadoras que piden aumentar las deportaciones.
La mayoría de los hispanos, en contraste, apoyan la regularización de los 11 millones de inmigrantes indocumentados, principalmente mexicanos.
“Cómodo en su piel latina”
El tema migratorio evidencia profundas diferencias entre cubanos y el resto de los latinos en Estados Unidos.
Si un cubano pisa el país puede obtener la residencia y facilidades laborales, debido a normas establecidas en el pico de la Guerra Fría, y que son impensables para las millones de familias mexicanas o centroamericanas , no ajenas a la vida en las sombras.
Para Ali Valenzuela, profesor adjunto de Estudios Latinos en la universidad de Princeton, esas facilidades migratorias y el férreo anticastrismo del partido Republicano “ha solido significar mucho mayor apoyo entre los inmigrantes cubanos y sus descendientes” por esa formación, aunque esas posturas están cambiando en las últimas generaciones y tras del acercamiento entre Washington y La Habana.
“Los inmigrantes mexicanos y sus descendientes son más fuertemente demócratas”, añadió, evocando el apoyo de ese partido a la reforma migratoria.
Ello traería problemas para Rubio o Cruz si llegan a ganar la nominación republicana , pues les tocará cortejar al importante electorado latino -decisivo en las dos victorias de Obama-, que se espera supere los 13 millones de votantes en los comicios de noviembre.
“Nuestros votantes latinos saben y reconocen la importancia no solo de ver el nombre de un candidato sino sus posiciones”, dijo la presidenta de la mayor entidad representante de la comunidad latina en Estados Unidos, el Consejo Nacional La Raza, Janet Murguia.
Pero el voto latino es relativamente insignificante en las primarias republicanas, y Rubio y Cruz mientras tanto minimizan su herencia cultural. Salvo en ocasiones.
En el último debate, Rubio, que domina el español, desafió a Cruz, de 45 años, a exhibir sus dotes en el idioma de sus padres, con resultados poco favorecedores para el senador ultraconservador.
“Rubio está más dispuesto a aceptar su patrimonio de inmigrante, parece más cómodo en su piel latina”, dijo Valenzuela. “No escuchas mucho sobre eso de Ted Cruz”, añadió.