Johannesburgo (Reuters).- Los sudafricanos parecían resignados a tener que decir adiós, inevitablemente, al expresidente Nelson Mandela, después de que la salud del líder antiapartheid de 94 años pasara a un estado crítico en el hospital.
Madiba, como es conocido con cariño, es reverenciado por la mayoría de los 53 millones de habitantes de Sudáfrica que lo consideran el arquitecto de la transición pacífica de 1994 a una democracia multirracial después de tres siglos de dominio blanco.
No obstante, el último ingreso hospitalario de Mandela, el cuarto en seis meses, ha hecho comprender a los sudafricanos de que su líder no estará entre ellos para siempre.
El presidente Jacob Zuma dijo en una rueda de prensa que visitó a Mandela la noche del domingo junto al vicepresidente del gobernante partido Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) Cyril Ramaphosa.
Zuma declinó aportar detalles específicos sobre el estado médico de Mandela y sólo dijo que continua crítico. “Todos en el país debemos aceptar que Madiba ahora es anciano. Mientras envejece, su salud lo perjudica”, dijo Zuma.
“Dada la hora, ya estaba dormido. Lo vimos, lo miramos y después hablamos un poco con los médicos y su esposa (…) No creo que esté en posición de dar más detalles. No soy médico”, agregó.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene previsto visitar Sudáfrica esta semana dentro de una gira por tres países africanos, pero Zuma dijo que el deterioro en la salud de Mandela no afectará al viaje.
“Nada va a detener la visita porque Mandela esté enfermo”, dijo Zuma.