El presidente Michel Temer, que reemplaza a la destituida Dilma Rousseff, aseguró hoy en China que Brasil “ha pasado página” tras un período de “turbulencias políticas”, en un viaje que busca inversiones y dar una imagen renovada del país.
“Hemos padecido turbulencias políticas y económicas, recesión, pero ya se ha pasado esta página”, aseguró en declaraciones a la prensa tras una escala en Shanghái, antes de la cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes que se celebrará el domingo y el lunes en Hangzhou (este).
“Brasil deja resueltamente atrás toda la inestabilidad económica y política que padeció en los últimos años”, insistió tras una reunión con el alcalde de la capital económica y financiera del país asiático, Yang Xiong, donde participó en un encuentro con empresarios chinos y brasileños.
Temer insistió en que China, principal destino de las exportaciones del país sudamericano, “es el socio de cooperación que Brasil más necesita”, enfatizando en el eje central de su visita al gigante asiático.
Inversiones y ‘sabiduría confuciana’
En su mensaje durante el encuentro en Shanghái, que reunió a unos 100 empresarios brasileños y 250 chinos, Temer invitó a los asiáticos a “unirse a la construcción de este nuevo Brasil”.
“En el gobierno brasileño siempre encontrarán un aliado que comprende la importancia del sector privado para la economía, un aliado que cuida de la salud financiera del país y que comprende que el interés público y privado dependen de reglas adecuadas y previsibles”, insistió.
La crisis económica “que estamos comenzando a superar no es menor”, sostuvo Temer, que en un guiño a sus interlocutores chinos citó a Confucio.
“La sabiduría confuciana nos ofrece la mejor lección: ‘La gloria no está en nunca caer, sino en siempre levantarse’”, declaró.
La mayor economía de América Latina cerró 2015 con una recesión de 3,8% y este año se encamina a una contracción similar, mientras la inflación está lejos de la meta y aumenta el desempleo. Temer ha insistido en que el foco de su gobierno será reactivar la economía y sanear los enormes números rojos en las cuentas públicas.
Por ahora en el encuentro ya se anunciaron inversiones en Brasil por valor de 4.600 millones de dólares a cargo de firmas como CBSteel, China Communications Construction Company (CCCC) y Hunan Dakang para proyectos de acero, terminales portuarios y agricultura, según informes de los medios brasileños.
Por su parte la fabricante brasileña de aviones Embraer anunció un contrato para la venta de hasta cinco aparatos comerciales E190 a la firma Colorful Guizhou Airlines por un precio de catálogo de 249 millones de dólares. Además, recibió un pedido de dos naves ejecutivas Phenom 300 para Colorful Yunnan General Aviation.
“Viejos amigos”
A su llegada a Hangzhou, Temer se reunió con el presidente chino Xi Jinping, que le recibió calificándole de “viejo amigo”.
“China y Brasil son los países más desarrollados del este y el oeste” del planeta, aseguró.
Temer respondió hablando del “honor” que supone ser recibido en China y dijo que todavía se sentía “más honrado de oírle decir que somos amigos”.
El presidente conservador pretende suturar las heridas de una sociedad brasileña ahogada económicamente y hastiada de la corrupción, en los dos años y cuatro meses que le quedan para completar el mandato de la destituida presidenta de izquierda Dilma Rousseff.
La lista de desafíos económicos, sociales y hasta judiciales auguran un gobierno obligado a obtener resultados contrarreloj antes de las próximas presidenciales de 2018, Y todo ello bajo la sombra del escándalo de corrupción en Petrobras.