El expresidente Alejandro Toledo reiteró que no participó directamente en las compras de los dos inmuebles adquiridos por su suegra, la ciudadana belga Eva Fernenbug.
“Este es un tema de una persona particular, que coincide ser la madre de mi esposa”, manifestó durante su presentación en la Comisión de Fiscalización del Congreso.
Al respecto, indicó que Fernenbug es una inversionista privada y extranjera, que decidió direccionar los fondos con los que contaba al Perú, país del que -dijo- se ha convertido “en un centro de gran atracción para la inversión privada, particularmente en el sector inmobiliario”.
“Quiero decirle al Perú entero que Alejandro Toledo no es propietario ni ha participado en ninguna adquisición. Estoy aquí porque tengo mi conciencia tranquila y la quiero transmitir a los señores congresistas y al país entero. Estoy aquí porque tengo el deber moral de defender mi honor y el de mi familia”, expresó.
En ese sentido, dijo que en este caso solo cometió dos errores: el primero fue no haber transmitido con claridad todos los detalles de la operación, aunque reafirmó no haber tenido conocimiento de esta a profundidad.
Mientras que el segundo error político fue “tal vez no haber dedicado el tiempo por mis exigencias académicas en persuadir a la señora Fernenbug de que no invierta en el Perú, porque eso pudiera tener una connotación política como en efecto lo está teniendo”.
“Pero una cosa es equivocarse y otra ser corrupto (…) Señores que quede claro que Alejandro Toledo no es corrupto. Aquí hay algunos que prácticamente me han juzgado y sentenciado por informes periodísticos”, manifestó.
Más adelante, negó tener otros inmuebles, a los de Camacho y Punta Sal, como lo señalaron algunos medios.