Esta no ha sido una semana fácil para los torrents. Kickass, YTS y Popcorn Time fueron retirados de la web debido a las presiones de una industria audiovisual que está intentando con todas sus fuerzas no trastabillar frente a estas alternativas piratas.
De todas estas, la que tal vez ha hecho más ruido es Popcorn Time (y su mascota Pochoclín), una aplicación desarrollada en 2014 por un grupo de argentinos que ha pasado las de Caín para mantenerse vigente. Popcorn Time no ha llegado a resonar con fuerza en los medios uruguayos, pero sí logró adueñarse de un espacio en las portadas de grandes medios internacionales por haber sido considerada por Netflix como uno de sus principales competidores.
¿Pero cómo llegó a rivalizar con uno de los mayores distribuidores de contenidos del mundo? Es simple: se trata de una aplicación diseñada de manera tan profesional que resulta incluso más fácil de usar que Netflix. Además, su catálogo de títulos supera al del servicio estadounidense, con películas que pueden encontrarse apenas fueron estrenadas en el cine. El usuario simplemente debe seleccionar el filme, elegir en qué calidad e idioma desea verlo (incluso puede seleccionar el idioma de los subtítulos), darle al botón de play y listo.
Claro que un servicio idílico como aparenta ser Popcorn Time tiene su contraparte. Como se dijo al principio, la aplicación funciona basada en torrents, un método de transferencia de información de un usuario a otro. El trasfondo de cómo funciona la aplicación es algo engorroso, pero lo complicado del proceso desaparece detrás de una interfaz sencilla y agradable.
Detrás de cámaras.
Lo controversial de la aplicación radica en el origen de los títulos de su catálogo: copias piratas de las películas que realizan determinados usuarios y que luego suben a sitios de intercambios de torrents. Y en esto es en lo que se respaldan los desarrolladores de Popcorn Time para proclamar su “inocencia”: ellos no alojan ningún tipo de contenido en sus servidores sino que simplemente brindaron la herramienta perfecta para que los usuarios los intercambiaran entre sí.
En cuanto a esto, el especialista en derecho informático Marcelo Bauzá dijo que se trata de un tema delicado, ya que en nuestro país no existen antecedentes. Sin embargo, en Estados Unidos la ley es represiva tanto contra los usuarios como contra los desarrolladores, debido a que la aplicación “claramente fue hecha para realizar subidas y bajadas de obras protegidas” sin que medie el pago de derechos, como sí sucede con servicios como Netflix.
Además, los desarrolladores de Popcorn Time se han asegurado de que quede claro que ellos no lucran con la aplicación, debido a que esta no incluye publicidad ni cobra por cuentas prémium; su descarga y uso son gratuitos.
En cuanto a la protección de los usuarios, los desarrolladores incluyeron un cartel de advertencia que dicta lo siguiente: “Descargar material con derechos de autor podría ser ilegal en su país”. Otra parte de la letra chica decía lo siguiente: “Usamos torrents, así que, si realmente le interesa, mejor busque en Google cuál es la situación legal sobre este protocolo en donde usted vive”.
Debido a la popularidad que Popcorn Time logró apenas en dos semanas, solo fue cuestión de un mes para que otra conocida también se subiera al carro. Cuevana, la famosa web para ver películas gratis desde un navegador, utilizó el código de Popcorn Time para crear su propia versión de escritorio, a la que llamó Cuevana Storm, lanzada en marzo de este año.
Luego de un golpe de críticas por no haber citado el origen del código (el cual luego fue hecho público), Cuevana se posicionó como la aplicación que ocuparía el lugar de Popcorn Time. Eso fue hasta hace un mes, cuando los usuarios, en vez de encontrar el mosaico de títulos, vieron un fondo gris y vacío, testigo de que el sitio web había sido dado de baja.
Como Popcorn Time y Cuevana Storm, existe toda una familia de aplicaciones que funcionan de manera similar. Zona, la aplicación rusa considerada como la sucesora de las dos argentinas, ha logrado ganarse el amor de los usuarios por brindar más posibilidades. Además de las películas, Zona ofrece también series de televisión, música, juegos y partidos de fútbol.
Idas y vueltas.
Por su simple naturaleza, Popcorn Time no podía pasar inadvertida. Quince días después de haber lanzado la versión beta de la aplicación, en marzo de 2014, los desarrolladores decidieron abandonarla debido a “amenazas legales y una maquinaria sombría” que los hizo sentir en peligro “por hacer lo que amaban”. La decisión fue comunicada al mundo en una carta publicada en su sitio web.
En ese momento podían escucharse los gritos de victoria de los estudios de Hollywood, pero había un problema: desde sus inicios, Popcorn Time fue una aplicación de código libre. Esto significa que las “instrucciones” para crearla estaban publicadas para que cualquiera con nociones básicas de programación pudiera hacer su contribución al programa. Como era de esperar, enseguida surgieron sucesores (los cuales también tuvieron sus altibajos) que utilizaron el código para evitar que la herramienta quedara en el olvido.
Las variantes que tuvo Popcorn Time son incontables, pero solamente dos se posicionaron como las principales herederas: popcorntime.io y popcorn-time.se, mantenidas por dos grupos distintos de desarrolladores. Estas dos también tuvieron sus controversias. El último episodio fue esta semana con el cierre de la versión .io, que ahora está resurgiendo como Butter, una alternativa “legal” a Popcorn Time.
Como la peste.
Los golpes que recibieron Popcorn Time y Cuevana esta semana fueron apenas un eco para la enorme cantidad de sitios y aplicaciones ilegales destinados a la distribución de material audiovisual que existen por toda la web. Estos se multiplican gracias a la facilidad de conseguir una película y descargar una copia pirata y Uruguay no se encuentra indiferente. Según dijo a Cromo Fernando Couto, presidente de la Cámara Antipiratería del Uruguay, se ha tenido que lidiar con sitios de este estilo que tuvieron a Uruguay como origen.
Bauzá explicó que el delito de piratería está regulado por la Ley 9.739, con reformas introducidas en la Ley 17.616. Se incluyen penas de prisión y penitenciaría y decomisos de ejemplares ilícitos y los medios para producirlos; o civiles, que consisten en el cese de la actividad ilícita, una indemnización por daños y perjuicios o una multa de hasta 10 veces el valor del producto en infracción.
Para determinar si una herramienta de reproducción de películas es legal, Couto dijo que uno de los principales indicadores en el cual debe fijarse el usuario es si este permite la descarga de la película. “Un sitio legal nunca te va a autorizar la descarga de la película. Al contrario, va a poner requisitos de seguridad increíbles para que cuando alguien intente descargarla esté encriptada y no la pueda guardar”, señaló.
Los contratos de las distribuidoras de contenidos audiovisuales, propietarias de sus derechos intelectuales, están plagados de requisitos de seguridad. “Primero, la distribución debe de estar limitada a un determinado territorio (porque si quisieras hacerlo a nivel mundial los costos serían otros) y durante un plazo determinado. A eso se agrega la encriptación de los servidores, la encriptación de bajada y de subida, la seguridad física del lugar donde están los servidores, entre muchos otros”, enumeró.
La industria del entretenimiento es una de las tantas que se han sacudido más bruscamente a causa del avance tecnológico. En su momento fue Netflix la plataforma que fue sometida a críticas por parte de los distribuidores de contenidos (en Uruguay incluso se habla de gravar el servicio con impuestos) y luego Spotify por los mismos músicos. Si dos servicios que son considerados como completamente legales no escapan a los prejuicios de una industria que se ha quedado en el tiempo, difícilmente lo hagan aquellos cuyas fronteras entre lo legal y la piratería son un poco borrosas.
Alternativas legales…
Netflix
Rey indiscutible del streaming, aunque con un catálogo limitado de series y películas y con una cuota mensual.
Crackle
Es gratuito (con publicidad) y con más opciones de personalización que Netflix, pero tiene incluso menos títulos.
Qubit
Servicio argentino que tiene planes gratuitos, de pago mensual o de alquiler por película.
Mubi
Presente en más de 200 países y fundada en 2007, Mubi permite ver películas independientes.
- .. Y no tanto*
Zona
Parecido a Popcorn Time, pero con música, juegos, radios, series de televisión y partidos de fútbol.
UNTV
Como Popcorn Time, funciona a base de torrents y es de código abierto.
Ace Stream
Otro software que funciona con torrents; Ace Stream asegura tener una calidad 10 veces mayor a la de Youtube.
Diario El Observador de Uruguay
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)