AFP.- Tres veces por semana, Ana Obarrio de Pereyra Iraola se calza unas zapatillas de lona blanca y suela plana, típicas de las tenistas de los años 1950. Su pantalón corto y su camiseta también reflejan el look de esa época.
A sus 83 años, acaba de ganar el máster argentino en su categoría y sueña con lograr en 2017 el título mundial. Ella compite con alma de veinteañera, “wasapea” con sus 10 hijos y 37 nietos y no piensa que la edad la limite.
Ágil, competitiva y “una dama del tenis”, como la definen incluso sus rivales, Ana es tercera en la categoría 80+ en Argentina, uno de los países con más torneos y jugadores de tenis senior en el mundo, cerca de un millar.
“Me entreno con amigas, pero en el año se juegan diez campeonatos”, dice tras vencer a Rosa Gema Bare, dura rival de 80 años.
Fresca con una túnica blanca a juego con una melena canosa, Ana descansa, cruza sus piernas y rememora aquellos tiempos de 1949, cuando era una promesa del tenis femenino.