Para su temporada otoño-invierno 2007/08, la firma Sisley llevó a cabo una campaña en que el concepto principal fue el de la "adicción" a la moda. Sin embargo, la fotografía de dos modelos "aspirando" un vestido como si fuese cocaína fue más que criticado por hacer una apología al consumo de drogas duras. Sisley, que pertenece al grupo Benetton, lanzó un comunicado el 24 de junio de 2007 señalando que se trataba de una campaña falsa y que tanto Sisley como Benetton "no tenían que ver con esa imagen". Tras eso, se lanzó la verdadera campaña, con Stephanie Seymour como protagonista.