Desde los 15 años supo que quería dedicarse al rubro de la hotelería y el turismo. Por ello, desde muy temprano, Pierre Berthier, hoy gerente general de Aranwa Hotels, comenzó a trabajar como botones, recepcionista y tendiendo camas en un hotel de Niza, en Francia.
Y fueron su experiencia y el tiempo los que lo llevaron a conocer países de África, de Medio Oriente, Centro América y, hace algunos años, también el Perú.
¿Cuándo llegó a nuestro país?
En 1995 llegué por primera vez a América Latina para manejar la cadena de hoteles ‘El Libertador’. Y en setiembre del 2014 asumí la gerencia de Aranwa Hotels.
¿Qué es lo que más le gusta del Perú hasta ahora?
Me gusta que la gente sea sincera y directa. Los europeos somos más fríos, no sonreímos mucho.
¿Este trabajo hace que las personas sonrían mucho?
Sonrío naturalmente. Una vez me dijeron: “Contigo no se puede negociar porque siempre sonríes”. Sonrío fácilmente y es parte de mi trabajo también. Si sabes escuchar a un cliente y sonríes, la queja pasa rápido.
¿Y con sus colaboradores?
Tengo muy buena relación con ellos. Soy gerente general desde 1986 y nunca se me han subido los humos. En casa sigo lavando la vajilla, sé coser y planchar.
¿Cuántos trabajadores hay a su cargo?
En Aranwa, alrededor de 350 personas. Pero he manejado grupos más grandes.
¿Qué tan complicado es?
Como gerente general, lo importante es saber delegar funciones. Uno tiene que trabajar con cinco o seis personas. De otra manera, te pierdes.
¿Cuál cree que es su fortaleza como gerente?
Tengo las puertas abiertas para todos y siempre escucho muchas sugerencias y luego las aplico.
¿Por ejemplo?
Decidí agregar tres preguntas claves a las entrevistas laborales: “Si tú fueras gerente, ¿qué harías?, ¿qué harías para vender más?, ¿qué no te gusta en la empresa?”. Tener confianza ayuda a mejorar el ambiente y la producción de la empresa.
¿Qué tipo de liderazgo ejerce desde la gerencia?
Me considero sobre todo un guía. Sugiero, no ordeno. Pero, obviamente, mi sugestión es importante (risas).Y si me equivoco, lo reconozco.
Y cuando no está trabajando, ¿cuáles son sus actividades predilectas?
Antes jugaba squash y rugby. Ahora me gusta mucho caminar y jugar fútbol con mi hijo.
¿Qué lecciones le han enseñado los deportes que aplica en su trabajo?
El rugby está estigmatizado como un deporte violento, pero después de un juego nos juntábamos para socializar. El trabajo es así. Hay momentos de tensión, pero eso no quita que seamos todos amigos y que después compartas.