Una calle de lujo en Lima, los problema de un viejo sueño

Los clientes requieren un acceso vip, no andar grandes distancias entre el estacionamiento y la tienda, no hacer colas para conseguir un espacio para el carro y no estar rodeado de mucha gente ni compartir el espacio con “curiosos” que no van a comprar.

Espacio. Carlos del Solar sostiene que las marcas de lujo necesitan de locales amplios que en Lima no hay.
Espacio. Carlos del Solar sostiene que las marcas de lujo necesitan de locales amplios que en Lima no hay.

¿Hay calles de lujo en Lima? La respuesta es un no, y alrededor de esa negativa parece haber coincidencias. Carlos del Solar, quien representa marcas como Zegna, Etro o Cucinelli, en la avenida Dasso, sostiene que uno de los principales problemas para implementar una vía de lujo está en la comodidad del cliente premium.

“Tengo que aceptar con mucha tristeza que Dasso está cerca de colapsar. Tengo clientes que me han dicho que han venido a la tienda y luego de dar dos vueltas buscando estacionamientos han acabado yéndose”, explica el empresario del lujo .

Los clientes requieren un acceso vip, no andar grandes distancias entre el estacionamiento y la tienda, no hacer colas para conseguir un espacio para el carro y no estar rodeado de mucha gente ni compartir el espacio con “curiosos” que no van a comprar.

Esta lista de “problemas” parece ser la respuesta a la no consolidación de espacios como la avenida Miguel Dasso, donde precisamente Del Solar se ubica, o Santa Cruz en Miraflores o por lo que el proyecto de la avenida El Bosque en San Isidro aún genera dudas.

Interrogado sobre si los centros comerciales cumplen con estos requisitos, Del Solar explica que de acuerdo a su conocimiento del sector lujo, los centros comerciales están sirviendo mejor para el lujo medio o de segundas líneas.

“En un centro comercial hay mucha espera para estacionar, no hay un área VIP, no hay una zona de real lujo, sino que, finalmente en el caso del Jockey Plaza se ha terminado por incluir marcas que están muy lejos de ser incluso lujo de segunda línea”.

Es decir, para el empresario no hay un compromiso por garantizarle a las marcas premium un espacio donde sus clientes potenciales se sientan cómodos.
“El centro comercial funciona para líneas como Versace Collection, la tienda Boss o CH de Carolina Herrera, incluso quizá para Louis Vuitton, que tiene productos desde US$ 200, aunque he oído que esta marca si llega lo hará en San Isidro”, revela el empresario.

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