Escuchar, escuchar, escuchar: Dicen que Dios nos ha dado dos oídos y una boca, para escuchar el doble de lo que hablamos, es común cometer el error de plantear un desacuerdo sin haber escuchado y entendido con claridad todas las ideas de la otra persona; la escucha activa nos puede dar el espacio para argumentar, complementar o suplementar las ideas de la otra persona, aprovechar esos espacios con seguridad nos permitirá plantear un desacuerdo exitoso.