Todos utilizamos el correo electrónico en el trabajo. De hecho, más de 205 mil millones de correos son enviados cada día, según un estudio Radicati Group.
Sin embargo, esta marea de mensajes puede ser causa de estrés. “El uso del correo genera niveles de tensión que varían de acuerdo a la personalidad de cada trabajador”, sostiene la psicóloga ocupacional Liliana Tuñoque, de la Clínica Internacional.
Precisamente, un estudio del 2016 encabezado por el investigador británico John Hacktson concluye que la personalidad determina el uso que hacemos del email.
Cada mensaje, cada quien
Según Hacktson, por un lado están los introvertidos: conservador (prioriza el correo sobre la comunicación directa); visionario (prolijo con el contenido); analista (detallista y cuidadoso), y consciente (algo desordenado y olvidadizo).
De otro lado están los extrovertidos: activista (quiere respuestas inmediatas); explorador (prefiere la comunicación cara a cara); director (puede ser muy directo si está estresado), y cuidador (puede ofenderse si no recibe respuesta).
Un hallazgo interesante es que los gerentes son más propensos a sentir que pierden el tiempo en el correo y a encontrarlo abrumador y estresante.
Para la coach del CIDE-PUCP, Jenny Beingolea, la clave es tener en cuenta las circunstancias del otro. “Una interpretación errónea puede iniciar brechas de comunicación entre colaboradores”.
Cuestión generacional
Según las especialistas consultadas, donde también se encuentra una diferencia marcada es entre generaciones. Beingolea indica que los baby boomer son más cuidadosos al usar el email, pues “asocian el correo a una carta”. Mientras que las generaciones X e Y, señala Beingolea, se adaptan mejor a las TIC.
En este sentido, hacen hincapié en que herramientas como el smartphone pueden ser beneficiosas o perjudiciales dependiendo del uso que hacemos de ellas. Beingolea enumera algunas características provechosas: “La respuesta es inmediata y podemos atender más de un tema a la vez”.
Lo ideal es usarlo solo cuando es estrictamente necesario. Además, sugiere apoyarnos en otros medios de comunicación si precisamos una respuesta urgente. Eso sí, sin resultar invasivos.
En todos los casos, se debe evitar mezclar los mensajes personales con los del trabajo.
Además, acabado el horario de oficina es indispensable “conectarse” a la vida personal para recargar energías y llevar una vida emocionalmente sana, recomiendan.