De la lectura de “La cuarta revolución industrial” de Klaus Martin Schwab, fundador y presidente del World Economic Forum, economista por la universidad de Harvard, se encuentran advertencias interesantes sobre las redes sociales.
Schwab convoca anualmente en la ciudad de Davos, en los Alpes de Suiza, con alta repercusión internacional, a jefes de Estado, banqueros, grandes hombres de negocios, científicos, economistas para discutir un determinado tema.
En su versión 46, de enero de 2016, el tema fue “Los desafíos de la cuarta revolución industrial”, la Industria 4.0 de la digitalización, la automatización, la robótica.
En su libro escrito para esta cumbre define la industria inteligente como fábricas súper inteligentes y automatizadas, la revolución que está emergiendo y que presenta grandes oportunidades para el desarrollo de la humanidad; pero también viene con amenazas y peligros advertidos en Davos como la pérdida de millones de empleos en todo el mundo.
Este déficit ocurrirá por el avance científico que se vienen con las nuevas tecnologías, con máquinas humanas con una nueva generación de robots, cambios económicos, sociales y culturales de proporciones tan fenomenales que será casi imposible de prever. Pero en lo positivo, trae la oportunidad de que miles de millones de personas estarán conectadas y tendrán acceso a un conocimiento sin precedente.
Sin embargo el renombrado economista alemán advierte lo que llama la “Enfermedad del siglo XXI” afectando a millones de jóvenes. Y el estudioso lo resume bastante bien:
El Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha señalado que el 44% de los adolescentes jamás se desconectan de la digitalización, ni siquiera cuando practican deportes, o cenan con la familia o los amigos.
El WhatsApp y las interacciones en línea han desplazado las conversaciones cara a cara.
Existe el temor de que una generación entera de jóvenes consumidos por las redes sociales tenga dificultades de escuchar, establecer contacto visual o leer el lenguaje corporativo.
Los jóvenes no serán capaces de reflexionar y entablar una conversación que no sea superficial.
Cuando más tiempo estemos en las aguas digitales más superficiales serán nuestras capacidades cognitivas.
La memoria se debilita y se llega al extremo de poner a los jóvenes tensos y ansiosos.
En los líderes mundiales, por tener sus cerebros consagrados a todos los instrumentos digitales, que los conectan las 24 horas del día, ya no tienen tiempo de reflexionar y mucho menos disfrutar del lujo de la lectura.