Julio Concha es un hombre de “relaciones largas”. Con cerca de ocho años en consumo masivo (Unilever), y más de nueve en automotriz (Derco), el gerente general de Mazda dice que, si bien la dinámica de ambos negocios es distinta, cada uno ostenta su encanto.
Así, el ejecutivo no solo se declara un aficionado de la adrenalina que le provee su sector, sino también la que le proporciona la “categoría reina del automovilismo”, la F1.
¿Es ud. un aficionado a las competiciones?
Al margen del fútbol, me encanta el karting, intento estar en eso todos los sábados, pero también me fascina la Fórmula 1, soy de los que madruga para ver las carreras… De hecho, estuve hace poco en la competición de Austin.
¿Su piloto favorito?
Sigo a Fernando Alonso. De hecho, McLaren es el equipo que más sigo de la F1, quizá por toda la herencia que dejó Ayrton Senna, quien es –a mi parecer– el mejor piloto de la historia.
Para conducir una marca automotriz, ¿es clave conocer los detalles de sus modelos al milímetro?
De todas maneras. El primer vendedor del auto es la cabeza de la marca. Ese conocimiento al detalle sobre lo que estás vendiendo es superimportante. Para mí, el CX-5 es hermoso, quisiera tenerlo en mi garaje siempre (risas).
¿Cómo definiría su estilo de liderazgo?
Aunque suene medio vanidoso hablar de eso, creo que mi liderazgo se basa en la confianza y en el empoderamiento a mis colaboradores. Me gusta que ellos también tomen decisiones. Es algo a lo que las personas tienen que acostumbrarse desde que empiezan.
¿Por qué?
Porque cuando los profesionales empiezan a crecer, y la envergadura de sus puestos abarca más riesgo, su temor a decidir será más grande. Es importante darles esa libertad a los demás para que también puedan gestionar.
¿Incluso con principiantes?
Sí, muchas veces a los más nuevos solo se les da tareas operativas, pero también hay que darles capacidad de gestionar. El mejor gerente es el que desarrolla sus reemplazos para que el negocio continúe por el mismo camino.
Y aspirar a un balance, ¿es posible?
Cuando empecé, era workaholic. A veces, se queda esa costumbre, pero mi esposa me recuerda cuando ya es hora de salir, de lo contrario me quedaría hasta mucho más tarde en la oficina. Con la familia todo cambia.
¿Cuáles son sus objetivos a corto o mediano plazo?
En lo personal, sueño con retirarme a los 55 años. A esa edad tengo que estar listo para irme a Cusco, sembrar mis papas y criar un becerrito o una oveja, algo así tengo que hacer. Vamos a ver.