No es exagerado pensar que la única película del género cómics que podría haber competido a Mejor película en los Oscars es The Dark Knight. Y gran parte de ese mérito se debe a la performance de Heath Ledger como el Joker, que incluso le valió su propia estatuilla dorada. Ledger cambió las reglas del juego. Colocó su papel y la película dentro del cine más serio del mundo, e imprimió una locura que, si no superó, por lo menos equiparó la actuación de Jack Nicholson en los 80.