La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, animó a las niñas y adolescentes peruanas a siempre dar lo mejor de sí mismas en los estudios y tomar las críticas como una motivación para salir adelante.
Con ocasión del Día Internacional de la Niña, la esposa del presidente Barack Obama participó ayer en una charla interactiva con adolescentes de Jordania, Perú y Tanzania, celebrada en el Newseum de Washington y en coordinación con la revista Glamour.
Además de conversar sobre la problemática que viven las niñas en estos países, el evento también sirvió para anunciar nuevos compromisos privados para impulsar el programa “Let Girls Learn”, que se puso en marcha a comienzos del 2015 con el objetivo de romper barreras que impiden a niñas y adolescentes acceder a la educación, y que van desde el coste de los estudios al miedo a ser secuestradas o abusadas en la escuela.
En el diálogo con las niñas y adolescentes peruanas, Michelle Obama brindó unas sugerencias sobre cómo reaccionar cuando una mujer es subestimada en los estudios y en el aspecto laboral. Esto fue lo que dijo:
(Su intervención empieza desde el minuto 44:30)
Durante toda mi vida hay gente que me subestima, como estoy segura que las subestiman a ustedes. Pero yo siempre he usado eso como un reto. La única manera que me motivaba a dar lo mejor de mí era dudar de mi persona. Y yo lo tomaba como un “te voy a demostrar quién soy”.
Recuerdo a mi asesor de tesis quien era un catedrático excelente y yo estaba trabajando en mi tesis cuando estaba en Princeton y tenía un gran tema y estaba trabajando duro, pero no estaba dando mi máximo esfuerzo posible y recuerdo que acudí a él por una carta de recomendación para la Escuela de Leyes y él hizo algo extraordinario, él fue muy honesto y dijo “sabes… era una buena estudiante pero…” (Por cierto siempre sacaba A en las clases) pero él dijo: “eres lo mejor que ha salido de todo el grupo, no estoy seguro…”
Yo no le dije nada ni una sola palabra. Regresé a mi dormitorio y durante los próximos tres meses trabajé tanto en mi tesis, estaba en su oficina a diario, estábamos en los pasillos discutiendo preguntas. Yo pensé que en vez de que me desalentara, usé esa experiencia como un impulso para trabajar más duro. Y él me había escrito una carta de recomendación, no sé qué dijo en esa primera carta. La acepté, pero después de unos meses de trabajar con él, un día en la oficina me miró y dijo: “¿Qué vas a hacer después de la universidad?”
Y yo le dije: “Estoy postulando a la Escuela de Leyes, usted me escribió una carta de recomendación”. Y él dijo: “¿en serio lo hice?” “Sí lo hiciste”, le contesté. Entonces él se quedó callado y dijo: “Creo que te voy a escribir otra carta”. Y yo dije. “OK”. Ingresé. Nunca supe qué dijo en esa primera carta, pero solo con trabajar más duro y demostrarle que estaba equivocado, no tuve que decir nada, no cuestioné su primera opinión de mí, la usé y trabajé más duro.
Eso es lo que tenemos que hacer nosotras como mujeres y niñas. A veces tenemos que ser mejores, a veces tenemos que trabajar más duro. A veces tenemos que luchar por replicar esos pensamientos negativos sobre quiénes somos, como lucimos y lo que la gente piensa de nosotros. Muchas de nosotras, mujeres y niñas, somos perseguidas por las opiniones de otras personas que nos dicen lo que no podemos hacer y es algo en lo que tenemos que trabajar todos los días. Cada mujer que conocen está trabajando en esto, yo aún lo hago. Y es necesario ser consciente del hecho de que estas voces están ahí y que pueden ser un lastre para ustedes.