Ni bien conseguía restablecerse de la “resaca económica” que le produjo el sobregasto del Mundial de Futbol 2014, Brasil asumió la responsabilidad de convertirse en anfitrión de los Juegos Olímpicos y de los Paralímpicos, en Río de Janeiro.
Sin embargo, con gastos en exceso, escándalos por corrupción y descontento social, el país parece haber efectuado la ecuación menos acertada en un momento en que la desaceleración económica no da luces de querer revertirse, según Forbes.
Solo en el 2014, Brasil destinó US$ 13,600 millones para la Copa del Mundo, cifra, nada menos, que 312% superior a los US$ 3,300 millones que presupuestó el comité organizador. Un cuantioso monto que (si se considera que no es el único) supone un lujo que Brasil no se puede dar.
Así que el mayor riesgo sobre estos megaeventos es precisamente que el exceso de gasto genere, a largo plazo, efectos negativos. Sobre todo cuando, según Forbes, el 57% del presupuesto destinado a Río 2016 provino del sector público, mientras que el 43% restante estuvo a manos del privado.
Posibles impactos
Según el estudio “Las Olimpiadas: salida económica nula para Brasil”, los crecientes proyectos de inversión y turismo ligados a Río 2016 añadirán solamente 0.05 puntos porcentuales en el crecimiento real del PBI de Brasil, una economía para la que se espera un declive de 3.5% en este año.
Es decir aunque los incrementos en empleo y turismo parecieran positivos, son insuficientes para compensar la grave crisis económica que vive Brasil desde antes de Río 2016, según voceros del estudio.
Largo plazo
Si bien la organización de los Juegos generará en Brasil un leve crecimiento y creación de empleo a corto plazo, el impacto neto será negativo. El estudio concluye que la acogida del evento aumentará el número de insolvencias empresariales en Río y también generará presiones inflacionarias visibles hasta el 2020, según pudo recoger El País de Uruguay.
En primer lugar, durante la fase de inversión, aumentaron las compañías nuevas, en especial, las micro y medianas empresas; sin embargo, muchos de estos nuevos negocios se mantendrán activos apenas terminen los Juegos.
Así, la cita deportiva hará crecer las insolvencias en Río un 5% en promedio en el 2016. Sobre la inflación, tanto el Mundial como los Juegos explicarán 1 punto de la tasa de inflación general del país este año (estimada en 8.6%), dice el estudio.
Así, el informe concluye que Brasil está lejos de beneficiarse de un potencial impacto positivo que los Juegos Olímpicos pueden traer consigo.