La mayoría de personas apuesta por un viaje a Roma o Londres, pues estas son ciudades íntimamente ligadas al turismo, preparadas para recibir millones de visitantes al año y con una gran oferta lúdica.
Pero, ¿qué pasa con esos lugares que no esperan a nadie? Los países donde no hay museos de cinco plantas, abonos de metro de tres días o entradas imposibles para la ópera ofrecen otras ventajas como, por ejemplo, originalidad.
Con los datos de la Organización Mundial de Turismo, Traveler.es revela las virtudes de once territorios que desconocen el turismo.
Mauritania
Situado al noroeste de África, este país famoso por sus extensos desiertos recibe 29,000 visitantes al año. La Mezquita de Chinguetti es uno de los sitios más impresionantes para visitar, como también lo es el inquietante Cementerio de Barcos.
Situado en la costa norte, este se compone de decenas de embarcaciones abandonadas en el mar que forman un paisaje único. La acumulación de barcos se debe al hecho de que es más barato dejarlos en aguas internacionales que pagar los impuestos para su reciclaje.
Comoros
Famoso por el marisco y el carácter hospitalario de la gente, este país de mercados al aire libre y playas interminables recibe 15,000 turistas al año. Ubicado entre Mauricio y Seychelles, se diferencia de éstos porque está al alcance de más pasajeros. Eso sí: al ser un país de religión islámica, hay algunas prohibiciones culturales como puede ser el consumo de bebidas alcohólicas. Aunque el transporte público no funciona demasiado bien, es fácil moverse en autostop.
Afganistán
Aunque suena a conflicto bélico, Afganistán ofrece paisajes espectaculares y templos centenarios. Sus 17,500 viajeros anuales necesitan tomarse un tiempo para obtener el visado y el precio del billete es alto, pero pueden visitar templos budistas reconstruidos por la Unesco, y lugares sagrados que han sobrevivido a la inestabilidad política. Las personas que han paseado por los mercados de Kabul coinciden en que allí se comen los mejores tomates del mundo.
Santo Tomé y Príncipe
Situadas en el golfo de Guinea, son parte del mismo país y reciben unas 12,000 visitas al año, en parte porque prácticamente no hay vuelos directos hasta ellas. Ambas combinan playas desiertas con montañas donde ir a practicar senderismo entre cascadas naturales y tierras volcánicas. El aeropuerto de Sant Tomé está tan cerca que se puede ir andando, y es fácil pasar de una isla a otra con los barcos de los pescadores.
Moldavia
Situado –tanto territorial como culturalmente – entre Rumania y Ucrania, Moldavia es el país menos visitado de Europa. Los 11,000 turistas lo tienen claro: aunque Chisinau no ofrece muchas atracciones –excepto, tal vez, pasear por el bullicioso y caótico mercado central-, a las afueras de la capital se esconden verdaderas joyas.
Estas incluyen una de las mayores bodegas del continente europeo, especializada en licores dulces, y los impresionantes monasterios ortodoxos sobre las montañas.
Turkmenistán
Con 7,000 turistas anuales, es uno de los países más exóticos e interesantes para visitar. El cráter del Desierto de Karakum, que recibe el sobrenombre de “Puerta del Infierno” muestra un paisaje sobrecogedor que se ha fotografiado muy pocas veces.
Estatuas doradas, huesos de dinosaurios en Koytendag, desiertos de color negro y una pasión desbordada por los jefes de estado son algunas de las características del país, cuyos ciudadanos adoran cenar con vodka.
Islas Marshall
Este estado descubierto por españoles recibe 6,500 turistas anuales. El vuelo es un poco caro, ya que sólo aterriza una compañía aérea, pero el submarinismo en los atolones es considerado uno de los mejores del mundo.
Antiguo territorio utilizado para pruebas nucleares por los Estados Unidos, esconde restos de maquinarias enterradas bajo sus aguas. A diferencia de muchos otros lugares, en las Islas Marshall se puede acampar en la playa por la noche sin ningún problema.
Guinea Ecuatorial
¿Un país donde hablar español en plena África? Eso es Guinea Ecuatorial, un territorio lleno de sorpresas que sólo recibe 6,000 visitantes al año. Conseguir un visado para entrar es una auténtica quimera, y es mejor no tomar fotografías por la calle porque los policías (o gente que se hace pasar por policías) se enfadan y quieren requisar las cámaras. Las ciudades de Bata y Malabo ofrecen la oportunidad de pasear por una arquitectura colonial española que ha sido adaptada al contexto africano.
Kiribati
Este archipiélago de arena blanca recibe 4,700 visitantes al año, en parte porque es difícil acceder hasta él. Sus 33 arrecifes están tan lejos entre sí, así que hay que coger un avión para ir de uno a otro, pero son el lugar perfecto para hacer submarinismo en pleno Pacífico.
Ver el atardecer en la isla Christmas, tomarse un batido de agua de coco o visitar las ruinas que dejaron los conflictos de la Segunda Guerra Mundial son algunas de las actividades recomendadas.
Tuvalu
¿Alguna vez has visto el dominio web “.tv”? Pues viene precisamente de esta isla de la Polinesia, que sólo recibe 1,200 turistas al año. Uno de los motivos es que para llegar hasta ella hay que coger un barco o jet privado desde Fiji, algo que pocos pueden permitirse.
Si aun así quieres ver sus playas paradisíacas no tardes mucho: se prevé que Tuvalu sea uno de los primeros países en desaparecer por el aumento del nivel del mar, y el gobierno ya está haciendo planes para recolocar a sus ciudadanos.
Nauru
Lo dice el barómetro de la Organización Mundial de Turismo: Nauru es el país menos visitado del mundo con 200 turistas anuales (el más visitado es Francia, con 80 millones). También es la república más pequeña que existe, con 21 kilómetros cuadrados de tamaño. Sus aguas ofrecen impresionantes arrecifes de coral y la posibilidad de rodear la costa haciendo snórkel en tan sólo un día. Sólo hay dos hoteles para turistas y no existe una capital oficial, algo que no pasa en ningún otro lugar.