Michael Phelps confesó hace un año a NBC que inicia el día con tres sánguches de huevo frito con queso, lechuga, tomates, cebollas asadas y mayonesa, seguidos por tres tostadas francesas, tres panqueques con chocolate, café y una tortilla de cinco huevos.

Para el almuerzo, el más veloz en el agua no da tregua. Ingiere medio kilo de pasta, dos panes con queso, jamón y mayonesa. Los acompaña con bebidas energizantes. En la cena reduce los panes y agrega una pizza familiar.

La dieta del hombre que nada rutinas de cinco horas, tiene 12,000 calorías, seis veces más de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Según la nutricionista Tania Alfaro, de la Clínica Internacional, la ingesta de estas calorías es la necesaria para compensar el desgaste del nadador, pero si un hombre promedio las consume, tendría problemas de obesidad mórbida.

Veloz y hambriento
Usain Bolt, cuya alimentación actualmente está compuesta por vegetales, solía desayunar un kilo de camote, tres bolas de masa (harina, agua, mantequilla y leche), además de nuggets o alitas de pollo.

“He empezado a comer sano. Comer vegetales todo el tiempo es para mí el mayor sacrificio”, comentó a CNN en el 2015. Durante las Olimpiadas de Pekín, Bolt comía 100 nuggets al día.

The Biles
La gimnasta consagrada en Río 2016 prefiere las claras de huevo o cereales para el desayuno. “Después de la práctica, vuelvo a casa para almorzar. Regularmente como pollo o pescado, así consigo proteínas”, declaró Biles a una revista de salud.

La atleta come mantequilla de maní y plátanos antes y después de sus entrenamientos. Asegura que así obtiene los niveles de potasio requeridos.

Sus cenas están compuestas básicamente por zanahorias, salmón cocido y arroz.

Según Alfaro, la dieta de Biles es saludable, pero considera que la de Phelps podría traerle problemas cardiovasculares, de obesidad e hipertensión.