¿Qué hay en la colección de arte de Ivanka Trump y cuánto vale?

Ahora que la hija de Trump de 35 años está asumiendo un papel más amplio en el escenario mundial gracias a su padre, el presidente electo (y en parte, también, a su reticente madrastra), las elecciones culturales que hace han recibido un creciente escrutinio.

(Foto: AFP).
(Foto: AFP).

Bloomberg.- El departamento de Ivanka Trump, protagonista de muchas de sus 2,781 publicaciones de Instagram, parece telegrafiar el buen gusto contemporáneo.

Hay una vibrante instalación lumínica del diseñador Lindsey Adelman en el comedor, sillas retro y una brillante mesa de café dorada del diseñador belga Fernand Dresse en la sala y una mesa enjalbegada hecha a medida en el vestíbulo diseñada por Kelly Behun.

La estética es en general la de una afluencia discreta, semejante a la que se encuentra en cientos de hoteles de categoría por todo el mundo.

El arte en el departamento de la hija de Trump es un asunto diferente.

El arte
En una publicación de Instagram, Ivanka se contonea delante de una pintura de “goma de mascar” de Dan Colen; una obra comparable se vendió por US$ 578,500 en Phillips Nueva York en el 2012.

En otra publicación, ella toca el piano frente a una serigrafía de “orificios de bala” por Nate Lowman; una pintura de orificios de bala en la misma gama se vendió por US$ 665,000 en el 2013 en Sotheby’s en Nueva York.

Y en otra publicación más, tomada de una foto de Harper’s Bazaar, Ivanka posa en la mesa de su comedor frente a una obra de Alex Israel. Una pintura similar del mismo artista se vendió en US$ 581,000 en el 2014 en Phillips de Nueva York.

Hay más de una docena de obras a la vista en el departamento de Ivanka, incluida una serie de grabados del artista conceptual John Baldessari, un trabajo masivo del gigante del mercado del arte Christopher Wool, una pequeña pieza del ascendente artista Will Boone, grabados de la fotógrafa Mariah Robertson y una pequeña y colorida pintura abstracta del joven artista y estrella del arte mundial Alex Da Corte.

Muchas obras de arte de la casa de Ivanka fueron compradas, según los marchands, con la ayuda del asesor Alex Marshall.

Muchos aspirantes a coleccionistas ricos emplean asesores (la madre de Marshall, Patricia, es una de las más poderosas del mundo), no solo para obtener recomendaciones sobre qué comprar, sino también porque esos asesores tienen acceso a obras que no estarían disponibles para quienes no pertenecen al mundo del arte.

Ahora que la hija de Trump de 35 años está asumiendo un papel más amplio en el escenario mundial gracias a su padre, el presidente electo (y en parte, también, a su reticente madrastra), las elecciones culturales que hace han recibido un creciente escrutinio.

Sus dos millones de seguidores en Instagram sienten desde hace tiempo que la conocen. Ahora, el mundo mira las fotos de sus hijos en pijama frente a importantes obras de arte y trata de deducir detalles de lo que podría ser la “alta cultura” en los Estados Unidos de Trump.

Ella podría, por ejemplo, opinar sobre la elección de las obras de arte que se exhiban en la Casa Blanca durante el nuevo Gobierno.

Asimismo, Ivanka podría ayudar a elegir a los artistas a los que su padre les encargaría retratos oficiales o hasta afectar la forma en se administra el Fondo Nacional para las Artes se administra.

Acometida artística
Las inversiones de Ivanka en los artistas jóvenes mencionados antes les han dado a estos la sensación de que tienen acceso a Donald Trump, o al menos, a una mejor plataforma para hacer oír su preocupación por el Gobierno entrante.

“A través de las elecciones para su colección y sus apariciones sociales, Ivanka Trump perteneció hasta cierto punto a nuestro mundo”, dijo la curadora Alison Gingeras.

Hay una mayor motivación para defenderse de Trump porque la colección de arte de su hija “se ha vuelto una especie de marca”, dijo el marchand Bill Powers, que le vendió a Ivanka una obra de arte de Louis Eisner en el 2013 a través de Marshall, el asesor de ella.

“Creo que hay muchos artistas que se sienten incómodos porque ahora se los incluye, o fomenta, como parte de la marca de Ivanka Trump”, agregó.

Con esa finalidad, el Halt Action Group (HAG), fundado por Gingeras, Powers, el artista Jonathan Horowitz y varios otros, ha iniciado una campaña llamada “Dear Ivanka” (Querida Ivanka).

El grupo tiene un feed de Instagram en el cual republican pulidas imágenes de Ivanka junto con ansiosas exhortaciones relacionadas con lo que ven como indeseables consecuencias de las políticas de su padre.

Entre los temas tocados está el calentamiento global, la atención universal de la salud y la política anticonceptiva.

Con la esperanza de “impedir la normalización de lo que se está desarrollando ante nuestros ojos”, dijo Gingeras, el grupo compuesto por artistas, comerciantes de arte, psicoanalistas y hasta algunos coleccionistas recurrió a los artistas que protagonizan las publicaciones de Instagram de Ivanka.

Les pidieron a los artistas que se unieran a ellos y que le digan a Ivanka que “responda por parte de la hipocresía que ella encarna”, dijo Gingeras.

Muchos de los artistas contactados por HAG respondieron enérgicamente. Bajo una foto de Ivanka posando frente a una pintura de Da Corte, el artista escribió: “Querida @Ivankatrump por favor saca mi obra de tus paredes. Me avergüenza verme contigo”.

Bajo una publicación diferente, Israel escribió: “Por favor únete a los artistas y a tantas personas de todo el mundo que creen que los Estados Unidos de América significan igualdad para toda la gente”.

Lowman y sus colegas los artistas Cecily Brown y Rob Pruitt se sumaron a la marcha organizada por HAG frente al edificio Puck, propiedad de la familia del marido de Ivanka.

Parte de la agresiva respuesta de los artistas, por supuesto, es resultado de lo que se percibe como un rápido cambio de tono en Ivanka y su esposo.

“Nadie podría haber anticipado las políticas de [Donald] Trump y cuán horrible resultó, y nadie podría haber anticipado que su hija y su yerno estarían de acuerdo con él”, dijo Brendan Dugan, fundador de la librería y galería Karma, que ha exhibido obras de varios artistas que también figuran en las colecciones de Ivanka.

“El verdadero argumento es que el mundo del arte es principalmente un mercado, y si tienes dinero, la gente te venderá cosas. Creo que, tal vez, este sea un llamado de atención”.

En efecto, para muchas personas a quienes les agradaba venderle a Ivanka cuando ella era tan solo una joven de la alta sociedad y mujer de negocios, su nuevo perfil político demostró ser un poderoso catalizador.

“Es un momento de examen de conciencia”, dijo Gingeras. “En el futuro, debemos pensar más cuidadosamente sobre cómo nuestra obra llega al mundo, y a quién se vende”.

Powers, en cambio, describió el actual dilema que enfrentan muchos de los artistas cuyos cuadros están en posesión de Ivanka como inevitable.

“No creo que sea particularmente única esta división entre la gente que produce obras de arte y la gente que la colecciona”, dijo. “Creo que probablemente hay muchos más republicanos que compran obras artísticas que los que están haciéndolas”.

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