El skater no solo ha tomado las veredas, sino también las carreteras donde busca velocidades vertiginosas.
Santander una ciudad portuaria española, capital de Cantabria, deja ser montañosa y marina para convertirse en una zona ajetreada con tejido industrial donde nació hace unas tres temporadas la firma Miller, sello que comercializa patines y longboards y que ya se exportan a más 20 países y que tiene bajo su paraguas de patrocinio a una cuadrilla de audaces riders.
La marca la gestionan los primeros en aprender a patinar en las mojadas calles cántabras. En ese entonces, hacían surf en la playa de Los Locos (Suances) o se hacían snowboard en Andorra cuando España solo tenía dos canales de televisión.
Hoy estos skater llevan a sus hijos al colegio y organizan encuentros como El Soplao-La Florida, una prueba de free-ride (bajada libre) que concitó a más de 100 corredores el pasado 1 de mayo. Los deportistas se deslizaron cuesta abajo 2.700 metros a velocidades por encima de los 90 km/h.
“Tras una prueba del campeonato del mundo celebrada en Chequia pensamos que era el momento de hacer un evento de alto nivel aquí, ya que nuestra región, por sus carreteras de montaña, paisajes y afición al skate supone un entorno perfecto. Pretendemos con esto que Cantabria esté en el mapa de los mejores freerides internacionales en un futuro próximo”, señala Iván García, alias Voodoo, jefe de producto de Miller.
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Miller despacha al año más de 40,000 tablas para principiantes, las Baby Miller, y unas 5,000 longboards, más anchas y pensadas para los amantes de lo vintage, de los que reclaman la metodología de la vieja escuela.
Pero el negocio no termina ahí, también hacen mochilas, cascos y guantes con lo que facturarán casi tres millones al final del ejercicio fiscal.
“Comprendemos bien la industria, conocemos el canal e interpretamos lo que quiere el cliente. Torrelavega es un cruce de caminos hacia el mar y hacia Asturias y Bilbao. Iván aporta el conocimiento del sector y yo la visión para los negocios. Esa combinación, y de nuestra vieja amistad como surfers y patinadores, surgió Miller”, cuenta Ricardo Garrudo, dueño y presidente de Wolder.
Sin embargo, hay otros empresarios que materializaron su pasión infantil en actividad comercial. En Gijón, se emplaza Sewers, y en Málaga, Savial Industries, al igual que Rustik Soul en Algete (Madrid), punteros desde 2010, por mencionar otros casos de éxito. Hoy día son más de 100 las tiendas que se dispersan por España ofertando skate y moda urbana.
Surf de asfalto
Entre los años 60 y 70, nace en California el longboarding, para este deporte se emplea una tabla más larga, más cóncava, con ejes más anchos y ruedas más grandes y blandas.
El longboarding permitía simular giros como el surf y poder caminar sobre la tabla. Tiene varias modalidades: freestyle, carving, slalom, freeride y downhill, estas dos últimas las más espectaculares junto con el street ludge.
Esta disciplina cuenta con las mismas reglas pero la diferencia estriba en que se viaja tumbado a casi 120 km/h en una especie de trineo con ruedas.
“Creo que este es el mejor circuito de España. Me he sentido muy bien, a tope de adrenalina en las curvas. Se necesitan más carreteras como esta y más apoyo para ellongboard”, comenta el rider Derek Blanquer.
Surferos de asfalto, él y una vieja guardia han resucitado la ola del monopatín. Francisco José Burgos llegó a ser el primer español patrocinado por una marca americana llamada Santa Cruz.
“Soy la persona que más ha puesto en el patín y menos ha recibido en España, como la mejor rampa que había en Europa en el Parque Sindical (Madrid). Vendo monopatines desde el 86 y en el 88 hubo un boom tremendo. En breve me gustaría montar una fábrica para darle una vuelta al modelo de negocio”, explica.
Agregó que hoy en día el patín no se parece nada a lo que era. “Ahora es un complemento juvenil más, que se ha despojado de aquella vieja filosofía de patinar para ser el outsider de la clase. Es complicado ganar dinero con esto si competimos con grandes monstruos de la distribución”, refiere.
Pruebas como la celebrada en Cantabria o la reciente Street League de Badalona reflejan la sintomatología del skate. En España, según un recuento a través de la Guía del Skate hay un total de 321 skateparks para practicar el deporte, mientras que en 1988 apenas se contaba con una docena en todo el territorio nacional.
En aquellos tiempo, los monopatines costaban entre 70 y 700 dólares, una fortuna si es que llevaba la firma de alguna celebridad norteamericana. Sin embargo, hoy los longboards tienen una tarifa alrededor de los 280 dólares y ya no son exclusivos para los jóvenes que escuchan rock.
Lo último
La nueva fiebre por el skate ha originado toda una cultura en cuanto a las tablas y los complementos para practicarlo. Anchas y largas para longboarding, exclusivas para freestyle y otras versátiles, válidas para cualquier modalidad. Les presentamos una selección con los cuatro últimos modelos del mercado.
Próximas citas
EEUU. Maryhill Festival of Speed. Del 24 al 28 de junio.
Castellón. Salzadella Downhill Race IDF. Del 3 al 5 de julio.
Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)