Luciana Olivares
Gerente de Publicidad del BBVA
Hoy es el gran día de ese evento que habías preparado por meses. Todo estaba fríamente calculado, así que tu único estrés podría ser qué vestido usar. Hoy toca dar las palabras de bienvenida frente a 600 personas. De pronto, irrumpe un alarido que tú misma produces en toda tu casa.
No es una araña, es un elefante, más bien una trompa de elefante que ahora tienes por boca.
Estas intoxicada y ya no viene al caso culpar a los langostinos del día anterior.
Te vas a la clínica. Mientras manejas, lloras o lloras mientras manejas. El punto es que no puedes dejar de repetirte “por qué hoy y por qué a mí”.
Hasta haces un examen de conciencia mientras esperas en la luz roja. Cambia a verde y llegas a la conclusión de que no te mereces este castigo.
Llegas a la clínica y por primera vez en la historia los enfermos de emergencia te ceden el paso, mientras ven con asombro tu nueva versión del hombre elefante.
Cuentas tu tragedia y logras que los doctores se pongan creativos y solidarios.
No hay nadie a quien culpar, matarías a ese langostino, pero ya está muerto. Te resignas a perder tu gran día. No sabes si quedarte fuera triste y trompuda o enfrentar tu problema y salir con la trompa en alto.
Estás decidida: te paras en frente de esas 600 personas y a propósito de que tu evento se llama “Piensa en grande”, aprovechas el título y comienzas con la siguiente frase: “He pensado tanto, pero tanto en grande, que la boca se me agrandó y debemos tomarlo como una señal de cuán poderoso y grande es el poder de la comunicación”. Se ríen, algunos aplauden y tu trompa o boca se convierte en un propósito y no en un estorbo.
Mundo real
En el mundo de la publicidad , las moscas en la sopa o, para ponernos actuales, las cucarachas en las pizzas, pueden aparecer. Pero también se puede capitalizar un problema y volverlo positivo para la marca.
Honeymaid, una conocida marca de galletas en EE.UU., lanzó al aire un comercial con imágenes sobre las nuevas familias y tuvo miles de comentarios negativos en Twitter de grupos conservadores. Así que en vez de lamentarse por el ruido negativo de los mensajes, decidió capitalizarlos e incluso dar una lección de tolerancia.
Primero, contrató a dos artistas para que utilizaran todos los mensajes negativos, para que, impresos en papel, crearan una escultura con la forma de la palabra “love”. Luego de compartir el video de la escultura, obtuvieron 10 veces más mensajes que el número de tuits negativos, solo que esta vez eran mensajes positivos, haciendo la escultura 10 veces más grande.
Cuando algo no sale como esperas, dale también una vuelta inesperada.
Otrosí digo
General Motors
Hito. En un evento, Rikk Wilde, gerente de General Motors, se puso tan nervioso al hablar de un Chevrolet que solo decía “tiene tecnología y cosas”. En una hora, “#ChevyGuy”, “#TechnologyAndStuff” y “Rikk Wilde” se convirtieron en tendencia. Pero en vez de esconder la cabeza, la marca incorporó en su web el hashtag #technologyandstuff y se apoderó de Internet.