Desde hace 10.000 años a.C. hasta el día de hoy, han nacido 12 .000 millones de seres humanos. La mitad de esa gente sigue viva en la actualidad. Por lo tanto, de acuerdo con el promedio de los últimos diez milenios, las probabilidades de que alguien muera son del 50%.
Algunas presentaciones no son lo que parecen, todo depende del lazo con el que se las quiera adornar. Esto lo aprendí en la práctica hace diez años, durante una cena a la que acudí en la víspera de la presentación de los resultados semestrales ante los más destacados elementos corporativos.
Un colega de Canadá y yo nos encontrábamos al lado de una influyente figura, poseedora de uno de esos cargos que son a la vez tan impresionantes como de efímera recordación, tipo VP de Whatevers & Furthermores. Como acontece en esos encuentros multiculturales, la conversación iba y venía, hasta que acabó en la pregunta sobre trabajo: “¿Cómo van nuestros negocios en Brasil?”.
Le conté la verdad, anticipándole lo que iba a decir durante el plenario del día siguiente: una porquería temporal. Luego, le hizo la misma pregunta a mi colega canadiense y se enteró de que los resultados en este lugar habían superado en un millón de dólares a los alcanzados en el semestre anterior, además de que el nuevo producto lanzado dos meses atrás contaba con el 5% de participación del mercado y que se había creado un canal directo de relación personal entre la dirección y los operarios. ¡Guau!
Al día siguiente, al llegar a la conferencia, noté que todos me miraban soslayadamente, en tanto que mi colega canadiense era el centro de atención. Hice mi presentación, recibí un par de sugerencias refritas y fui a sentarme en el momento en que mi colega era llamado al podio.
Solo faltó el “Ladies and Gentlemen!”, por lo demás el clima era de circo y fiesta. Fue aplaudido antes de comenzar (yo no lo había sido ni antes ni después) y relató su éxito ovacionado.
Haciendo un análisis de su exposición, comprobé que:
1. Su empresa había generado una pérdida de US$ 7 millones a diferencia de los US$ 8 millones del semestre anterior (por lo tanto, la mejora ascendía a US$ 1 millón).
2. Los cinco puntos que el nuevo producto había conquistado fueron el resultado de la canibalización de las propias marcas de la compañía.
3. El llamado “nuevo canal de relación” había sido impuesto por el sindicato de la fábrica tras una larga huelga.
Sin embargo, excluidos yo y mi lastimado orgullo, parece que nadie más prestó atención a esos insignificantes detalles, por lo que mi colega salió tan aplaudido como cuando ingresó. ¡Todo un ganador!
Me encontraba sinceramente impresionado: sabía que había encontrado un maestro en el arte de decir las cosas de tal manera que la audiencia las captara en un sentido diferente del que tenían y necesitaba aprovechar aquella oportunidad.
[Continuará]