Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica – RIPE
1. Tomas siempre el café fuera, nunca en casa
Esa cafetería que está de camino a tu trabajo es parada obligatoria. Si tu semana laboral tiene cinco días, estamos hablando de cinco cafés mañaneros -aunque sabemos que probablemente tomes más-. Ahora, piensa en el costo diario, semanal, mensual y al año.
¿Sabes cuántas tazas sacas de un kilo de café con una cafetera normal? Piénsalo.
2. Olvidas la tarjeta de crédito
El pago con tarjeta puede ayudarte a controlar mejor lo que gastas y dónde lo gastas. ¿Por qué? Porque todo movimiento con tarjeta queda registrado en tus cuentas, y si no eres un ejemplo de constancia a la hora de recolectar tickets de compra, el “dinero de plástico” te hará la vida más fácil.
¿Qué pasa si pierdes o te roban una tarjeta? No hay problema. Se cancela y automáticamente queda inservible. Incluso si llegan a usarla, muy probablemente tendrás algún tipo de seguro con tu entidad. ¿Y si pierdes tu efectivo? Dalo por perdido.
3. Compras al por mayor, un gran peligro
Nos gustan las grandes ofertas, sobre todo a la hora de llenar el carro de la compra. Pero muchas veces esas promociones que nos invitan a llevarnos 2×1, 3×2, o la segunda unidad a la mitad de precio pueden convertirse en enemigas del ahorro, especialmente si tienen como protagonistas productos perecederos.
Resumiendo: las ofertas “a lo grande” son adecuadas para todo, excepto para los productos frescos.
4. Aplazas tus pagos
Hemos hablado muchas veces de lo peligroso que es abusar de los pagos aplazados que permiten las tarjetas. Pero la opción de pagar a crédito es la mejor para importes no demasiado altos, en plazos que vayan de los seis a los 12 meses. Si decides aplazar tus pagos en cuotas, recuerda que si los satisfaces de forma anticipada, todo será mucho más sencillo.
Ten claro cuáles son la periodicidad y el importe mínimo de los cargos que te harán, y también de los intereses, que incluso pueden subir por encima del 25% o el 30%.
No hay que obsesionarse, pero sí estar atento a lo que conllevan este tipo de decisiones contables.
5. Compras siempre lo más barato
No te estamos diciendo “no” a la búsqueda de buenos precios ni a las marcas baratas pero la típica frase de que “lo barato sale caro” tiene mucha razón en el 80% de los casos.
Nunca sacrifiques tu salud o tu bienestar por ahorrar un poco de dinero. Hay muchas cosas que tienen el precio que tienen porque su calidad mengua -o desaparece- si se baja de esos márgenes.
6. Ahorras cueste lo que cueste
Si tienes que apretarte el cinturón y tienes que tener controlados tus ingresos y gastos, no permitas que una economía saneada te deje una vida personal inexistente.
Ahorrar no se trata de acumular dinero sin más, sino de que lo inviertas en cosas que te hagan feliz: en unas vacaciones, en una casa mejor o -por qué no- en esas zapatillas que te permitirán estar en forma.
En otras palabras, tal vez tengas que sacrificar ese café diario, pero todo será mucho mejor si nunca prescindes de las cosas para las que realmente quieres ahorrar.