(Bloomberg).- Cumplir los 30 años se acaba de volver aún más intimidante.
Con el futuro colapso de la rentabilidad de las inversiones, muchos de los jóvenes de hoy tendrán que trabajar hasta siete años más, o ahorrar el doble, para poder reunir los mismos fondos para su jubilación que los de hace más o menos una generación.
Así lo dice la división de estudios de McKinsey & Co. en un nuevo informe, el cual mantiene que inversores de todas las edades tienen que resignarse a unas ganancias menores.
La consultora sostiene que los últimos 30 años han sido una “época dorada” de rendimiento ajustado por inflación excepcional gracias a una confluencia de factores que no van a repetirse. Entre ellos figuran una caída de la inflación y de los tipos de interés y el crecimiento de los beneficios corporativos y de las relaciones precio-beneficio en bolsa.
Las dos próximas décadas no serán tan lucrativas, incluso si nos basamos en un supuesto optimista de que la economía mundial va a salir de la reciente crisis y reanudará el crecimiento a un ritmo más rápido, según el informe de McKinsey Global Institute titulado “Caída de los rendimientos: Por qué los inversores han de rebajar sus expectativas”.
“Hemos tenido un período maravilloso de 30 años en lo que se refiere a rendimientos, muy por encima de la media de 100 años”, dijo Richard Dobbs, director de McKinsey en Londres. “Esta era está llegando a su fin”.
Los inversores en bonos ya han cosechado gran parte de los beneficios generados por la caída de la inflación y los tipos de interés astronómicos que predominaron durante los años 70.
Camino más duro.
Por su parte, a las corporaciones de Estados Unidos y Europa les va a resultar más difícil impulsar sus beneficios ante una intensificación de la competencia de rivales de los mercados emergentes y empresas más pequeñas que pueden acceder al mercado mundial a través de internet, dijo Dobbs.
Pero no serán solo los treintañeros y otros inversores individuales los que van a resultar afectados si McKinsey acierta en su previsión. Los fondos de pensiones y de dotaciones a las universidades también tienen razones para estar preocupados, dijo Dobbs.
El déficit de financiación de casi US$ 1 billón al que se enfrentan los planes de jubilación de los estados y los municipios de Estados Unidos podría triplicarse si las proyecciones más pesimistas de McKinsey son acertadas, dijo. Los fondos universitarios de donaciones podrían mostrar un déficit de hasta US$ 19,000 millones anuales, señaló.
Dos supuestos.
McKinsey presentó dos supuestos respecto a la economía y los mercados financieros durante los próximos 20 años. En el supuesto de un crecimiento lento, el producto interior bruto de Estados Unidos crece a una media anual del 1.9%, mientras que el crecimiento de otras economías importantes es del 2.1%. El rendimiento en estos casos es muy inferior al promedio registrado en el período entre 1985 y 2014.
En el supuesto de la recuperación, Estados Unidos alcanza la media de crecimiento del 2.9% de los últimos 30 años mientras que una selección de otros indicadores excluyendo el PBI sube un 3.4%. En este caso, los rendimientos siguen siendo inferiores a los registrados durante la época dorada de caída de la inflación y los tipos de interés así como de crecimiento de los márgenes de beneficios.
El estudio de McKinsey se centra en los mercados de renta variable y renta fija de Estados Unidos y Europa occidental y no tiene en cuenta las inversiones en mercados emergentes, principalmente por la ausencia de datos fiables a largo plazo.
“Estamos entrando en un período de rendimientos mucho más bajos”, dijo Dobbs. “Lo que va a tener consecuencias extremas para todo tipo de inversores”.