En todo el mundo, la gente se endeuda cada día más y más, particularmente entre las clases medias. Las instituciones financieras se pelean por otorgar más créditos y la escasa cultura financiera hace que el nivel de endeudamiento de la gente caiga en lo irracional.
Con ayuda de la publicidad y de la sed de consumismo, muchas personas caen en la trampa de los vendedores y se endeudan a tal grado que causan un enorme desequilibrio en su balance personal.
Todos los días llegan a los bancos historias de personas que simplemente ya no pueden pagar sus deudas. Esto tiene muchas implicaciones, ya que el endeudamiento les permitió gastar durante un buen tiempo, más de lo que ganaban. Esto claramente no es sostenible y llega un momento en que ya no pueden pagar, pero también les cuesta trabajo reducir su consumo.
El crédito es una responsabilidad
Cuando tomamos un crédito, adquirimos también la responsabilidad de pagarlo. Por eso hay que pensarlo muy bien. Parte de nuestro ingreso -de nuestro flujo de efectivo- ya no lo podremos destinar a otras cosas: lo tenemos que reservar para ese pago. Hay algunos que aparentemente son sin intereses, pero de todas maneras se tienen que pagar.
No obstante, la mayoría tiene un costo, que son los intereses que tenemos que pagar por tener ese “anticipo” de nuestro ingreso.
El crédito sin intereses puede considerarse como un “ahorro negativo”, pero el que tiene costo se considera una “inversión negativa” en lugar de recibir rendimientos por nuestro dinero, le estamos pagando intereses a alguien más. Hacemos rico a alguien más y no a nosotros.
Otra forma de verlo es en nuestro balance personal. Recordemos que el tamaño de nuestro patrimonio es igual al monto de nuestros activos (dinero en efectivo, ahorros, inversiones, el valor de los bienes muebles e inmuebles que poseemos, etcétera) menos el valor de nuestros pasivos (créditos, préstamos y cuentas por pagar).
Mientras mayores sean nuestras deudas y más alto sea el costo de las mismas, menor será nuestro patrimonio. Esto se hace más evidente si los bienes adquiridos con el crédito se deprecian, como las computadoras y los automóviles, que van perdiendo su valor con el tiempo y el uso, mientras que el monto del adeudo crece con los intereses generados.
Por lo anterior, es muy importante que tratemos de cambiar nuestro mal hábito de adquirir todo a crédito, de comprar hoy y pagar después, por un hábito de ahorro y de planeación. De pagar hoy (ahorrando) y comprar mañana.
¿Qué tan endeudado estás?
Con sólo observar nuestro balance personal, podemos determinar nuestra razón de endeudamiento, de la siguiente forma:
Razón de Endeudamiento = Pasivo Total / Patrimonio Neto
Por ejemplo, si una persona tiene 100,000 en deudas, y 200,000 como patrimonio neto, su razón de endeudamiento es de 50%. Nunca es sano tener una razón de endeudamiento de más de 30%.
Otro criterio para evaluar nuestra deuda es mirar la relación entre nuestros ingresos netos y el monto que debemos pagar cada mes en deudas. Como regla, nunca debemos endeudarnos de tal forma que debamos destinar más de 20% de nuestro ingreso neto al pago de créditos, excepto si tenemos créditos hipotecarios en cuyo caso el máximo debería ser de 35%.
Es importante comprender que el crédito generalmente tiene un alto costo para nuestro patrimonio, por lo que debe ser utilizado de manera inteligente, en lugar de usarlo como forma de vida. Así, debemos cuidar que el nivel de deuda que decidamos adquirir sea consistente con nuestra capacidad de pago.
Finalmente, un adecuado uso del crédito nos permitirá tener la liquidez suficiente para enfrentar una emergencia, para la compra de bienes de trabajo o para aprovechar una atractiva oportunidad de inversión, por lo que debe considerarse como parte integral de nuestra planeación financiera.
Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
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