La inversión en educación es una de las principales preocupaciones de las familias peruanas, sobre todo en el estrato de clase media, y la enorme oferta de instituciones superiores (de diferentes calidades) es la prueba más palpable de ello, sin embargo, el sistema financiero no ha sabido acompañar esa necesidad.
Solo el 6% de los hogares de los hogares se encuentra pagando un préstamo o un crédito para financiar la educación superior de algunos de sus miembros, según el último estudio de Arellano Marketing “Un mercado creciente: descubriendo oportunidades en la base de la pirámide en Perú”, elaborado con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
Sin embargo, el mismo reporte recoge que hasta un 20% de la base de la pirámide social (compuesta por un 24% de pobres y 38% de clase media emergente) estaría dispuesta a adquirir un crédito o préstamos para financias la educación de algunos de sus integrantes.
“Esta brecha muestra que existen amplias oportunidades para el desarrollo de propuestas de crédito educativo (pagar al graduarse o mientras se estudia) y esquemas de financiamiento del sector empresarial para estudiantes sobresalientes, con el fin de que éstos puedan insertarse laboralmente en sectores para los cuales las empresas tienen dificultad en encontrar personal calificado”, recomienda el informe.
En términos de atributos, este segmento espera que la educación superior privada sea de calidad y se traduzca en amplias ofertas laborales. Es decir, no solo le interesa el estatus académico, sino también una rápida inserción en el mercado laboral.
La característica principal que debe tener este tipo de establecimiento, según el estudio de Arellano Marketing, es una plana docente de calidad. En segundo lugar, se valora que la institución sea exigente en el plano académico. Por último, se espera que el establecimiento sea prestigioso.